Ante la tentación de abandonar la Iglesia Católica



Ante los escándalos sexuales de ciertos desgraciados miembros de la Iglesia Católica, cabe cuestionarse si no es mejor abandonar dicha institución, una institución que fue fundada por el Hombre-Dios Jesucristo para la salvación eterna de las almas y que ahora aparece contaminada hasta sus tuétanos por la lujuria sodomítica de parte de su jerarquía. 

Pero frente a esta situación, sería bueno preguntarse qué ha hecho cada católico por preservar la fe, por ayudar espiritualmente a esos sacerdotes que nunca debieron poner un pie en la obra santa de todo un Dios en la Tierra. 

Aunque yo me cuestione si vale la pena seguir formando parte de Ella, no cabe otra respuesta que un sí, sí porque esta Iglesia enferma necesita de mi salud y fortaleza, sí, porque en Ella siguen conviviendo fieles, laicos y sacerdotes que darían la vida por defender lo que Ella nos propone por boca del mismo Dios. 

Aquí se trata de preservar el alma para la vida eterna y el único medio legítimo que tenemos para ello, es obedecer las instrucciones por Ella dadas, con anterioridad a este papado, un papado que no ha hecho mas que llenar de confusión a los católicos hasta el punto de que una exhortación de Francisco sobre la familia ha dividido en 2 a la catolicidad: aquellos que aceptan comulgar aun sabiendo que el divorcio y un nuevo matrimonio suponen un estado de adulterio y por tanto de pecado mortal, y los que siguen las palabras tajantes de Jesucristo: “Quien se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio”, y por tanto no aprueban la comunión, ya que según la doctrina paulina, supondría un grave sacrilegio.

En el infierno están aquellos que abandonaron la práctica religiosa católica por escándalo de un sacerdote, en lugar de rezar por él, tal como describe la vidente colombiana Matilde Oliva. 
La disyuntiva se aclara cuando se considera que no hay otro modo de alcanzar el Cielo que someterse a las normas salvadoras que el mismo Dios vino a dejarnos en la estructura llamada Iglesia Católica, antes de que Francisco se instalara en la Santa Sede. 



I. P