Teleamiga como signo de contradicción



Ayer supe que José Galat, como responsable del programa "Un café con Galat"  emitido desde Colombia pero con acceso universal, a través del canal de youtube, ha sido víctima de un decreto de excomunión por parte del episcopado colombiano.


Yo no sé cómo quiénes pretenden erigirse en autoridad religiosa sobre el rebaño que les ha conferido Cristo, -y que han descuidado estentóreamente su misión, dejando a las ovejas en manos de lobos feroces-, pueden atestiguar que José Galat, un católico fiel, devoto y cuyo afán consiste en declarar la Verdad de Jesucristo con el fin de ganar almas para la vida eterna, empleando su tiempo y su ciencia, además de su dinero con ese propósito, está excomulgado por ir en contra del papa Francisco. 

Mucho habría que hablar sobre la legitimidad del que se dice vicecristo pues fue puesto por los enemigos de la Iglesia para hacer de Ella una ruina modernista. Pero, en todo caso, no se puede excomulgar a alguien que dice la Verdad, que vive según la fe católica y que acomete un gran apostolado, cosa de la que los mismos jerarcas colombianos están tan faltos hasta el punto de que permanecen en sus cargos como meros funcionarios pero sin el alma puesta en Dios.

Sin embargo, los perseguidores de la Verdad no tendrán éxito. Como miles de semillas al viento dispersadas desde su receptáculo por el odio,  así los mártires provocan que la fe en Cristo se esparza por el mundo cuando son pisoteados y quieren silenciarles.


Jesus sufrió a manos de Pilatos que no quiso saber qué era la Verdad, pues esa Verdad lo hubiera salvado. Así hoy, sus defensores sufrimos incomprensión, reproches y amenazas, pero nuestro sacrificio no queda estéril sino que propaga el fuego de la conversión más allá de nuestras fronteras y comprensión, y sufrirá juicio benigno de Quien dijo: 



Por tanto, todo el que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.

Pero cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en los cielos.

No penséis que vine a traer paz a la tierra; no vine a traer paz, sino espada.