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Como señaló el respetado periodista vaticano Marco Tosatti en su importante ensayo para First Things del 7 de julio, la salida de Müller de una de las oficinas eclesiásticas más prominentes de la Iglesia Católica a los 69 años -muy anterior a la edad de jubilación obligatoria- fue "un gesto sin precedentes en la historia reciente de la Iglesia". , Tosatti señaló que "los prefectos de la congregación más importante de la Iglesia (se ha llamado La Suprema) se han retirado debido a su edad o razones de salud, o han sido llamados, en el caso de Joseph Ratzinger, a convertirse en papa". Ninguno ha sufrido la indignidad de simplemente ser despedido sin más
Una anécdota narrada por Tosatti a partir de sus propias conversaciones con los amigos del cardenal alemán da particular credibilidad a la imagen emergente de que el Papa Francisco ha tratado durante mucho tiempo al prefecto emérito con desprecio:
Parece que Müller experimentó bajo Bergoglio como una especie de Calvario. Esto, a pesar de las declaraciones de Müller, ha sido un buen soldado hasta el final, e incluso más allá.
El primer paso del Calvario de Müller fue un episodio desconcertante a mediados de 2013. El cardenal estaba celebrando la misa en la iglesia anexa al palacio de la congregación, para un grupo de estudiantes y académicos alemanes. Su secretario se unió a él en el altar: "El Papa quiere hablar con usted." "¿Le dijiste que estoy celebrando la Misa?" Preguntó Müller. -Sí -dijo el secretario-, pero él dice que no le importa, él quiere hablar contigo de todas maneras. El cardenal fue a la sacristía. El Papa, de muy mal humor, le dio órdenes y un expediente sobre uno de sus amigos, un cardenal. (Este es un asunto muy delicado, he buscado una explicación de este incidente desde los canales oficiales hasta que llegue la explicación, si llega alguna vez, no puedo dar más detalles). Obviamente, Müller se quedó pasmado.
Por ahora, basta señalar que bajo las circunstancias actuales, incluso los escépticos tendrían dificultades para desestimar un informe de tal incidente. Las historias que salen del Vaticano son cada vez más increíbles cada día - e incluso la peor de ellas parece no merecer comentarios - o lo que es más importante, la corrección - a los ojos de los funcionarios de la Iglesia.