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La guerra de Australia contra los niños cristianos
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NUEVA YORK, 31 de julio de 2017 / Christian Newswire / - El presidente de la Liga Católica, Bill Donohue, explica por qué el cardenal George Pell no podrá obtener un juicio justo en octubre:
Si no fuera por el cardenal George Pell, no le importaría mucho a "Catholic League" (Liga Católica) que una nación libre como Australia decidiera emular el régimen totalitario en Corea del Norte. Pero importa, y por eso estamos preocupados. Ha sido (Pell) el blanco de "personajes criminales"durante mucho tiempo, y aparecerá en el tribunal de Melbourne el 6 de octubre. A juzgar por los recientes acontecimientos, parece casi imposible obtener le un juicio justo.
Queensland, el segundo estado más grande de Australia, declaró la guerra a los niños cristianos la semana pasada: se les dijo que dejaran de hablar de Jesús en el patio de la escuela. Las tarjetas de Navidad que se refieren al nacimiento de Jesús han sido prohibidas, al igual que la creación de decoraciones de árboles de Navidad. Las pulseras que comparten "las buenas nuevas sobre Jesús" también han sido prohibidas.
"Cristianos, prepárense para la persecución". Esa es la conclusión del periodista australiano Andrew Bolt. "No soy cristiano", dice, "pero me asombra que vuestros obispos y ministros no os adviertan de lo que ya está sobre vuestras cabezas". Bolt está en lo correcto. La cobardía frente a la opresión nunca funciona, pero esta lección no ha sido aprendida por muchos líderes católicos y protestantes.
El fanatismo anticristiano en Australia es generalizado. Bolt señala que la semana pasada "dos predicadores cristianos fueron convocados al Tribunal Anti-Discriminación de Tasmania por predicar la posición de su fe sobre el matrimonio tradicional y la homosexualidad". Hace dos años, el arzobispo de Hobart, Julian Porteous, el defensor más católico de la fe de Australia, fue ordenado a explicar a las autoridades "por qué derecho habló contra el matrimonio entre personas del mismo sexo".
El periodista australiano Bill Muehlenberg ha escrito una espléndida columna titulada "La Guerra Continua contra el Cristianismo en Australia", que detalla el alcance de la censura que se está imponiendo en toda la nación. Hace referencia a un artículo que escribió en 2015 sobre la represión del discurso religioso en el estado australiano de Victoria, sede del juicio del Cardenal Pell. Esas políticas perseguían a los niños, prohibiendo el canto de himnos navideños.
Como de costumbre, las órdenes de mordaza están motivadas por una concepción libertina de la libertad. A los manifestantes pro-vida se les han recortado sus derechos, y todos los discursos que no se consideran gay friendly están sujetos a la censura.
Si esto fuera simplemente una fobia anticristiana, podría no importar demasiado. Pero es mucho más que eso. Es el fascismo cultural patrocinado por el estado.
En 2012, el arzobispo de Chicago, el cardenal Francis George, señaló el ambiente cada vez más hostil para la expresión cristiana en América. Dijo que mientras esperaba morir en la cama, "mi sucesor morirá en la cárcel y su sucesor morirá mártir en la plaza pública".
Parece que la predicción del Cardenal George está avanzando a un ritmo galopante en Australia. No es un buen presagio para el cardenal Pell: el clima cultural es venenoso para los católicos.