El P. Uribe y el Ob. Corredor: un ejemplo frente a Amoris L






http://www.fatimaperspectives.com/ De Christopher A. Ferrara
1 de agosto de 2017

Los lectores pueden recordar el caso del Padre Luis Carlos Uribe Medina, valeroso párroco en Pereira, Colombia, quien el pasado 16 de enero fue suspendido del ejercicio de su ministerio por el Obispo de Pereira, Rigoberto Corredor Bermúdez, por sus objeciones totalmente razonables y moralmente obligatorias a aquellos pasajes de Amoris Laetitia (AL) que han abierto la puerta a la Santa Comunión para los adúlteros públicos y fracturado la disciplina bimilenial de la Iglesia que la prohíbe.

Como informa el diario Life Site News, el padre Uribe "había insistido en una homilía de que no daría la Santa Comunión a los adúlteros, aunque el Papa lo quiera". Pero al declarar su posición contra la corrupción de la disciplina de la Iglesia y la doctrina íntegramente relacionada, Uribe estaba cumpliendo su deber como pastor de almas, porque ni siquiera un Papa puede autorizar lo que su propio antecesor, en este caso Juan Pablo II había prohibido con razón como "intrínsecamente imposible".

Por otra parte, el Padre Uribe sólo unió su voz a las de los católicos de todo el mundo para protestar por el grave daño que AL ha infligido a la Iglesia, a las almas y a la causa del Evangelio. De hecho, cuatro cardenales se vieron impulsados a publicar en el mundo sus cinco dubios cuya esencia es una cuestión: si AL pretendía contradecir la enseñanza constante e infalible de la Iglesia sobre la absoluta inadmisibilidad de males intrínsecos como el adulterio, sin excepciones basadas en "circunstancias concretas", contrariamente a lo que AL sugiere.

Felizmente, el buen obispo de Pereira no sólo revirtió su decisión de suspenso 15 días después, sino que también declaró públicamente que mantendría la disciplina tradicional de la Iglesia con respecto a los divorciados y "vueltos a casar".

Por su parte, el Padre Uribe fue requerido a declarar: que "permanecería bajo la obediencia y en respeto al Santo Padre Francisco y a mi obispo diocesano, dentro de la Doctrina y Tradición Apostólica de la Iglesia. "Por supuesto que lo haría. Pues incluso el propio Papa debe actuar "dentro de la Doctrina y Tradición Apostólica de la Iglesia".

Por parte del Obispo, no sólo el Padre Uribe fue justamente restaurado a su ministerio sacerdotal, sino que el Obispo emitió esta declaración como parte de un extenso documento pastoral (citado en inglés por One Peter Five):

"Aunque los impedimentos de ciertos estados de la vida (adulterio, cohabitación y unión civil) no permiten la recepción de la comunión sacramental, esto no significa que estas personas no puedan seguir participando en otros actos de la vida eclesial que hemos señalado . El Señor les dará la gracia para volver a la plena comunión, a través de la conversión. "

Estoy de acuerdo con Maike Hickson, de One Peter Five, que "tenemos aquí el ejemplo de un obispo que -quizás al escuchar humildemente a uno de sus propios sacerdotes fieles y leales- pudo cambiar su posición anterior y distanciarse de algunos de los problemas y los cambios confusos en la enseñanza moral de la Iglesia que nos han llegado durante el pontificado del Papa Francisco ".

Al hacer esto, el obispo Corredor, uniéndose a su valiente sacerdote, está realmente sirviendo al papado y a la Iglesia con verdadera lealtad en vez de descender a la mera adulación que marca el culto a la personalidad. Así es como debe funcionar la Iglesia cuando surge una crisis: defendiendo sobre todo la Verdad que nos hace libres.