Primeros frutos malignos de Magnum Principium





Está haciendo discutir el Motu proprio "Magnum principium" con el que hace pocos días el Papa Francisco ha redefinido las competencias de los obispos y las conferencias episcopales en lo que a las traducciones de los textos litúrgicos se refiere.
Mientras tanto, hay quien hace como quiere, sin tan siquiera ser obispo. Es el caso del profesor Alberto Melloni, que el 13 de settembre ha ofrecido, con gran pompa, al patriarca ecuménico de Constantinopla Bartolomé –que ha visitado en Bolonia la fundación creada por Giuseppe Dossetti y Giuseppe Alberigo, de la que Melloni es actualmente el capitán– su novísima traducción italiana del "Credo" niceno-costantinopolitano, el que se recita o se canta en cada misa.
Al presentar esta criatura suya, "rumiada durante mucho tiempo entre algunos doctos y discutida con una filóloga del calibre de Silvia Ronchey", Melloni ha dicho que quiere "que el Credo latino pase a la historia" y con él ese "Filioque" sembrador de discordia que, en el texto original griego, nunca había estado. Como queriendo resolver él, así, como por encanto, siglos de cisma entre la Iglesia de Roma y las Iglesias de Oriente.
En realidad, sin tanto airear improbables milagros ecuménicos, ya Juan Pablo II y Benedicto XVI () habían recitado junto a los patriarcas de Constantinopla, en más de una ocasión, el "Credo" en el texto original griego sin el "Filioque":
Credo
Pero ahora llega Melloni con su "Credo", traducido del griego en un italiano muy extravagante, capaz según él de "hacer revivir, finalmente, las rimas escondidas de la fe común y el repiqueteo de ese Uno que parece un estribillo".
Leer para creer. Con los puntos y aparte, las mayúsculas, la puntuación, los paréntesis y la sintaxis "mellonianas". Un texto impronunciable en italiano. Y que debería tener sus gemelos, igual de extravagantes, en los otros idiomas, con los efectos que se pueden saborear en las versiones inglesa, española y francesa que propone, por puro juego, Settimo Cielo.
*
Creemos en un Dios Uno
Padre, Omnipotente, Artífice del cielo y de la tierra, de los visibles y los invisibles.
Y [creemos] en un Señor Uno,
Jesucristo, el Hijo de Dios, el Unigénito,
el Generado por el Padre antes de todos los siglos,
[Dios de Dios], luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
generado no hecho, consustancial al Padre
por medio del cual todo fue creado.
Él [que] por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación bajó de los cielos
y se encarnó de Espíritu Santo
y de María Virgen se inhumanó.
El Crucifijo por nosotros bajo Poncio Pilato,
Él [que] murió y fue sepultado
y resucitó al tercer día, según las Escrituras
y ascendió a los cielos, y entronizado a la derecha del Padre
y de nuevo volverá en la gloria juzgando a vivos y muertos,
Él, cuyo Reino no tendrá fin.
Y [creemos] en el Espíritu Santo
el Señor y el Vivificador
que tiene origen en el Padre
y con el Padre y el Hijo
el Conadorado y Conglorificado
el Hablante por medio de los Profetas.
[Creemos] en la iglesia Una,
Santa, Católica y Apostólica
Confesamos un bautismo Uno
para la remisión de las culpas,
esperamos la resurrección de los muertos
y la vida del siglo futuro.
Amén.