¿Belén pederasta en el Vaticano?



La abominación de la desolación profetizada por Daniel, no puede ser mucho peor que el "pesebre navideño" presentado al mundo desde el centro de la cristiandad.

Un escarnio sin precedentes y que debe forzosamente soliviantar a los pocos que perciben el olor a oveja-marica que dejan a su paso Bergoglio y los suyos. Nadie será culpable si, finalmente, comienza a sospechar que, si el que ocupa la silla de Pedro, apoya y promueve con todas las armas a su alcance la sodomía, es que también él es uno de ellos.

Analicemos este belén de nuevo, y si alguien piensa que no debería hablarse de ello por motivos varios, yo digo que debe darse a conocer lo que ocurre tras los muros del Vaticano, y que ha propiciado este año un estallido de lo más  escabroso que allí pasa y que es necesario difundir para poder discernir adecuadamente, por qué documentos como Amoris Laeitia, tienen un trasfondo maligno, que ahora es visible más allá de las apariencias. 

Este pesebre lo dice todo:

-Un hombre desnudo que parece haberse escapado de una orgía homosexual bajo el amparo de Coccopalmerio y que roba todo el protagonismo.

-Un "Niño Jesús" desnudo rodeado de un hombre travestido de "Virgen María",  y por tanto sin pechos, con hombros y cuello fuerte, rodeado de unos ángeles travestis con tetas en forma de nalgas, que manifiestan en sus rostros un orgasmo, y que cuadrando la escena, debe ser provocado por el mismo transexual vestido de rosa excitado al mirar a un niño desnudo.

Esto que parece una barbaridad surrealista no es más que una puesta en escena de lo que practican algunos hombres disfrazados de clérigos, afiliados a las logias masónicas que han entrado desde hace años en los seminarios católicos para dar al traste con la doctrina católica, satanistas que practican rituales sodomita-pederásticos incluyendo sacrificios de niños en sus cultos diabólicos.