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Según La Bussola Quotidiana, la ley de eutanasia italiana, adoptada el 14 de diciembre, es la más permisiva en el mundo.
Introduce el derecho a morir y a matar, y obliga a los médicos a participar en los asesinatos. A los padres y a los representantes legales se les permite decidir sobre el destino de sus hijos y de los incapaces para decidir, como son las personas ancianas. Un paciente puede recurrir a cualquier motivo para invocar el “derecho a morir”.
Sandro Magister escribe el 21 de diciembre que del papa Francisco “no se ha escuchado una sola palabra de crítica”. L’Osservatore Romano cubrió la aprobación de la ley, según Magister, “con unas pocas líneas asépticas, puramente descriptivas. Y luego nada más”.
Algunos partidarios seculares de la ley atribuyeron su éxito al mensaje del papa Francisco, dirigido a mediados de noviembre a participantes, en el Vaticano, de una conferencia de la Asociación Médica Mundial sobre el tema “preguntas sobre el fin de la vida”.
El Vaticano aprobó que La Civiltà Cattolica volviera a publicar este discurso el día en que la ley fue aprobada, reforzando como resultado la idea que la ley recibió el visto bueno a partir de este discurso de Francisco.
Introduce el derecho a morir y a matar, y obliga a los médicos a participar en los asesinatos. A los padres y a los representantes legales se les permite decidir sobre el destino de sus hijos y de los incapaces para decidir, como son las personas ancianas. Un paciente puede recurrir a cualquier motivo para invocar el “derecho a morir”.
Sandro Magister escribe el 21 de diciembre que del papa Francisco “no se ha escuchado una sola palabra de crítica”. L’Osservatore Romano cubrió la aprobación de la ley, según Magister, “con unas pocas líneas asépticas, puramente descriptivas. Y luego nada más”.
Algunos partidarios seculares de la ley atribuyeron su éxito al mensaje del papa Francisco, dirigido a mediados de noviembre a participantes, en el Vaticano, de una conferencia de la Asociación Médica Mundial sobre el tema “preguntas sobre el fin de la vida”.
El Vaticano aprobó que La Civiltà Cattolica volviera a publicar este discurso el día en que la ley fue aprobada, reforzando como resultado la idea que la ley recibió el visto bueno a partir de este discurso de Francisco.