Diócesis francesa se sube al carro sodomítico




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Diócesis de Poitiers, Francia: el barrido europeo sodomítico continúa


La Diócesis de Poitiers, Francia ha publicado un artículo pro-LGBT en el último número de su revista diocesana. El artículo titulado "Padres de niños que son 'diferentes', homosexuales" fue escrito por "padres de niños homosexuales".

Escriben:

Estamos tratando de amar a nuestros hijos, al no juzgarlos, al tratar de comprenderlos y aceptarlos tal como son. Gracias a ellos, hemos cambiado nuestra actitud. Nos han enseñado tolerancia, cómo salir de nuestro conformismo, estar en la verdad. Nos han abierto al Espíritu de la Palabra de Cristo, "ámense los unos a los otros", aceptando sus diferencias. Nuestros hijos tienen derecho a vivir una vida ordinaria. El hecho de que sean diferentes no debe imaginar que deben ser tratados de manera diferente. El Papa Francisco muestra el camino, el que dice: "¿Quién soy yo para juzgar?" Lo que más nos importa ... es la felicidad de nuestros hijos.

El artículo continúa declarando categóricamente que la Iglesia no los ha apoyado:

Infelizmente, la Iglesia no nos ha ayudado, ya que sus posiciones, especialmente su posición sobre la ley sobre el matrimonio para todos, nos ha rebelado. La sociedad acaba de dar un gran paso adelante y, una vez más, muchos cristianos se están quedando atrás en esta evolución. Es difícil sentirse cómodo en una Iglesia que no reconoce a una parte de sus miembros. ¿Alguna vez podrá reconocer sus errores pasados?

Dicen que están esperando el día en que otros cristianos les pidan que compartan sus experiencias y reconozcan cómo han sufrido debido a la intolerancia de otros cristianos.

Cuando los sacerdotes recuerden que nuestros hijos son amados por Dios, y que Dios está con nosotros, como proclaman en la Liturgia: "¡Que el Señor esté contigo!" ¡Sermones menos largos y pasos más concretos!

Los signatarios invocan las repetidas palabras del Papa Juan Pablo II, "¡No tengan miedo!" Y pidan que la Iglesia se convierta en un lugar donde todas las personas sean bienvenidas "sin distinción, sin juicio". Deseamos a nuestros hijos homosexuales lo que Jesús siempre hizo, él que dio la bienvenida a Zaqueo, a María Magdalena, al buen samaritano, a los leprosos que tenía en sus brazos. "Para lograr este cambio," es suficiente regresar a las fuentes de el Evangelio, librándose de la camisa de fuerza del miedo que dio origen a una moral rígida, petrificada a lo largo de la historia. Que nuestras comunidades locales no reproduzcan este esquema de culpabilidad y juicio, sino que su prioridad sea la apertura, el respeto, la escucha, la compasión; en resumen, darles la bienvenida a todos ".

El artículo concluye agradeciendo al obispo local por haberse atrevido a abrir la puerta y a "hacer explotar la camisa de fuerza" (de la enseñanza tradicional de la moral católica).

El sitio web francés Riposte-catholique comenta sobre este artículo, diciendo:

Parece inaceptable leer dicho artículo en un periódico católico oficial que denigra las acciones de sus hermanos que se movilizaron contra la ley de Taubira [que pretende redefinir el matrimonio para incluir parejas sodomíticas en Francia en 2013]; el movimiento LMPT [contra el mismo sexo] no dijo nada despreciativo contra los homosexuales. El autor del artículo ("12 padres de niños homosexuales") emplea voluntariamente un tono rebelde y se considera a sí mismo, al igual que la acción de la diócesis, en ruptura con la doctrina de la Santa Iglesia Católica ... y probablemente tenga razón.

Hay una secularización manifiesta en la Diócesis de Poitiers que deriva hacia una concepción humanista de que la Iglesia adora a un dios impersonal y se relativiza en una religión sin ningún requisito, por lo tanto, sin ningún pecado. Esta diócesis de Poitiers ha sido asumida por la izquierda y siempre está viviendo el legado del [ex obispo] Joseph Rozier [1975-1994]; los últimos arzobispos siguieron la misma política.

La diócesis ahora casi no tiene vocaciones. Los pocos candidatos restantes para el sacerdocio han preferido durante mucho tiempo ir a otra parte para su formación, a fin de recibir una mejor calidad de enseñanza.