¿Lobby abortista en el Vaticano?


La historia de la condecoración de la Orden Pontificia de San Gregorio Magno concedida a la dirigente abortista holandesa Lilian Ploumen ha alcanzado niveles tan absurdos, que en este punto es difícil evitar hablar de un verdadero lobby abortista dentro de la Santa Sede. También porque, como ya se dijo en los últimos días, éste es sólo el último de una serie de "incidentes" cada vez más vergonzosos, sobre los cuales sería más que oportuna una clarificación definitiva.

Volvamos al caso Ploumen, hecho conocido en los últimos días por Michael Hichborn, del Instituto Lepanto. Como ya hemos dicho, Ploumen, que es Ministro de Desarrollo en Holanda, es una super-activista tanto para el aborto como para los derechos LGBT, y, sobre el tema, tiene un trofeo que provoca envidia en Emma Bonino. No está claro cómo fue posible concederle una condecoración que se asigna a aquellos que se han distinguido por su servicio a la iglesia.

Quien intento preguntar al vocero de la Santa Sede fue el vaticanista Marco Tosatti, quien en la noche del 15 de enero recibió un breve comunicado firmado por Paloma García Ovejero, la adjunta del vocero Greg Burke, según la cual la condecoración fue entregada a la señora Ploumen el pasado mes de junio, en la ocasión de la "visita de los reyes holandeses al Santo Padre" y "responde a la práctica diplomática del intercambio de condecoraciones entre las delegaciones en ocasión de las visitas oficiales de los jefes de Estado o de gobierno en el Vaticano”. Esta condecoración, concluye la declaración, "no es en lo más mínimo un placet a la política a favor del aborto y del control de la natalidad que la Sra. Ploumen está promoviendo".

Es evidente el intento de minimizar lo sucedido, pero la respuesta -si es posible- empeora la imagen. Al prestar atención al comunicado se podría pensar que, durante las visitas de las delegaciones de gobiernos y Estados, la Santa Sede prepara en una bandeja unas cuantas medallas correspondientes a las diversas Ordenes de Caballería que luego los invitados toman un poco al azar. Pero no es así, las condecoraciones se dan ad personam y después de haber tamizado los "méritos" del candidato. La motivación entonces acompaña la entrega de la cruz símbolo de la condecoración. Lo que por otra parte es confirmado por la misma Ploumen en el video del cual se tomaron las noticias. Dice, en efecto, que su activismo a favor del aborto «no se menciona», pero «es interesante que se mencione aquello que es para socorrer a la sociedad»; y, sin embargo, ella lo ve «como una confirmación de lo que está haciendo por las chicas para el aborto», confesando que en los últimos años ha hecho una larga acción de lobby en el Vaticano para cooperar en algunas áreas de los países en desarrollo.

Entonces no hay un premio casual, en el Vaticano debían saber bien quién es y qué hace Ploumen, más aún, desde hace unos años se había tomado una decisión sobre las condecoraciones después de otro escándalo que había involucrado una vez más a la Orden de San Gregorio Magno. En otoño de 2012, en Inglaterra, salió de hecho a la luz que el presentador de la BBC, Jimmy Savile  quien habia muerto el año anterior, fue un abusador serial de mujeres y de menores de edad, y a él también le había sido concedida la Orden de San Gregorio Magno. Pero en ese caso la condecoración había sido entregada antes de que saliera a la luz la verdad sobre ese personaje y los méritos estaban vinculados a la beneficencia generosa otorgada a través de los años. "Basta de condecoraciones fáciles", era el lema en la Secretaría de Estado y desde entonces los controles sobre las condecoraciones son más estrictas.

El caso de Ploumen es mucho más grave: aquí se sabe muy bien cuáles son las batallas "civiles" que la ministra holandesa está llevando a cabo, pero no se sabe qué méritos le reconoce la Santa Sede. Además, ni siquiera fue consultado el cardenal holandés Ejik, quien tuvo que subrayarlo con un comunicado publicado el 15 de enero. El comunicado Vaticano –que miente y no explica– es, por tanto, escandaloso como asignación de la condecoración.

Ahora empieza a quedar claro que en las altas esferas vaticanas algunas personas se están aprovechando de este pontificado para llevar adelante agendas que no tienen nada que ver con el Magisterio de la Iglesia Católica. Sobre la cuestión del aborto, hay que reconocer que el papa Francisco en las palabras ha sido siempre muy claro, incluso si no interviene para influir en el debate político sobre el tema, como lo hace en otros temas: "el aborto es un crimen, es un mal absoluto", dijo, por ejemplo, en la rueda de prensa que en el viaje de regreso desde México el 18 de febrero de 2016. Sin embargo, está rodeado de personajes que evidentemente tratan de llevar a la Iglesia por otro camino, en el que la promoción de la agenda LGBT, con las uniones homosexuales, la apertura a la anticoncepción y el guiño al aborto marchan de la mano.

Es hora entonces, y también es urgente, que haya una intervención clara del Papa que ponga fin a estos desvíos, porque en este caso -se quiera o no- el silencio se convierte en complicidad.

Publicado originalmente en italiano, el 16 de enero, en 17-01-2018, en www.lanuovabq.it/it/se-in-vaticano-…

Traducción por: José Arturo Quarracino