María Ferraz
Es penoso y agotador el tener que seguir día a día las idioteces de los bergoglianos. Pero no es una pérdida de tiempo porque escuchando lo que dicen, sabemos quiénes son. Y si Francisco, nada más comenzado su `pontificado´, recomendó la teología de Kasper y un libro suyo que acababa de leer, es porque comparten las mismas ideas heréticas.
Alguno se preguntaba con razón, por qué Bergoglio acoge con frenesí los dictados de estos apóstatas siendo la iglesia alemana la que está en un mayor declive, -ya que los católicos huyen escandalizados de los desmanes de sus dirigentes,- si es que quiere renovar la Iglesia, como dice.
El episcopado alemán, después de haber introducido en su territorio la comunión sacrílega a los adúlteros, y ya antes en los hospitales católicos, la píldora abortiva del día siguiente, de haber sido regañados inútilmente por Benedicto por tener inversiones en una empresa de pornografía, y de amenazar a los católicos que no paguen su tasa a la Iglesia, con la excomunión, ahora quieren expandir aún más el sacrilegio.
¿Y qué hacen los señores obispos y cardenales del mundo católico que deberían defender la doctrina, sí, pero sobre todo al Hijo de Dios de ser profanado?
Se callan, en su mayoría, como muertos.
Los insignificantes laicos debemos de seguir peleando en esta batalla por la verdad aunque a veces estemos tentados a tirar la toalla, visto el pasotismo de nuestros jerarcas.
Informa en.news:
Más contradicciones de Kasper: los protestantes y los católicos son "una sola iglesia"
Hablando en una pavorosa contradicción, el cardenal protestante-de-facto Walter Kasper ha afirmado que los católicos y los protestantes son miembros de la "única Iglesia santa de Cristo", pero al mismo tiempo "no en plena comunión".
Escribiendo en katholisch.de (23 de abril), Kasper deja en claro cómo uno podría ser miembro del cuerpo de Cristo sin ser miembro por completo de ese cuerpo. Sobre esta base, él pide la Comunión Protestante, especialmente para los matrimonios mixtos porque supuestamente forman una "Iglesia doméstica".
Pero Kasper no responde la pregunta de por qué un protestante convencido querría recibir la Sagrada Comunión.
O bien: si un no católico realmente desea la Comunión Católica, tiene una obligación religiosa y moral de unirse a esta Comunión.
Recibir la Comunión Eucarística mientras se rechaza la Comunión es una contradicción, indigna de un cristiano que está llamado a vivir en la verdad de Cristo en la que no hay contradicción.