Es notable cuántas historias de ángeles salen de experiencias hospitalarias. Puede que no sea tan difícil entender por qué, cuando nos recordamos a nosotros mismos que son lugares de emociones, oración y esperanzas.
La lectora X ingresó al hospital en 1994 con un dolor agudo causado por "un tumor fibroide" en el útero. La cirugía fue exitosa pero más complicada de lo esperado, y sus problemas no habían terminado.
Ella recuerda que tenía un dolor horrible pues tuvo una reacción alérgica a la morfina que le dieron, y los doctores trataron de contrarrestarla con otros medicamentos. Esto le provocó una experiencia aún peor. Acababa de someterse a una cirugía y ahora estaba lidiando con el dolor de una reacción aguda a los medicamentos.
Después de recibir más analgésicos, pudo dormir durante unas horas. "Me desperté a mitad de la noche. Según el reloj de pared, eran las 2:45. Oí a alguien hablando y me di cuenta de que alguien estaba al lado de mi cama", dice. "Era una mujer joven, de cabello castaño corto y vestida con un uniforme blanco del personal del hospital. Estaba sentada y leyendo en voz alta la Biblia. Le dije: '¿Estoy bien? ¿Por qué estás aquí conmigo?'".
La mujer dejó de leer pero no levantó la vista. "Ella simplemente dijo: 'Me enviaron aquí para asegurarme de que estés bien. Vas a estar bien. Ahora deberías descansar un poco y volver a dormir'. Ella comenzó a leer de nuevo y me quedé dormida ".
A la mañana siguiente, le explicó la experiencia a su médico, y le dijo que ningún miembro del personal la había visitado durante la noche. Ella preguntó a todas las enfermeras y nadie sabía de este visitante.
"Hasta el día de hoy", dice, "creo que esa noche fui visitada por mi ángel guardián. La enviaron para consolarme y asegurarme de que estaría bien. Casualmente, la hora del reloj esa noche, 2: 45 a.m., ¡es la hora exacta registrada de mi nacimiento!