N SAJE DEL DÍA 8 DE SEPTIEMBRE DE 1981
(1)
EN PRAD
O NUEVO
DE EL E
SCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN:
Hija mía, pide a todos que recen mucho por mi amado
hijo, el papa Juan
Pablo II, y por la paz de España. Como no cambie España, será castigada
25 SEPTIEMBRE 1981. El Escorial, Madrid
La Virgen:
Sigue luchando, tu camino es el sufrimiento. Los escogidos, hija mía, volverán al Edén del Paraíso. Yo vendré con mi Hijo a por los escogidos. Coge esa cruz, hija mía, póntela sobre la espalda y sigue a mi Hijo, como yo le seguí hasta la Cruz con mi Corazón traspasado de dolor y con mi Hijo sufriendo para salvar a la Humanidad; mientras tanto, la mayor parte de la Humanidad, de fiesta. ¡Qué ingratos!, en el abismo del Infierno mi Hijo no tendrá compasión de ellos. Los escogidos se verán en el Paraíso del amor y la felicidad. Mis ángeles lucharán contra el enemigo, será una gran guerra en el aire. La lucha está cerca. Mi Corazón estará traspasado de ver cómo a muchos de mis hijos se los llevan al fondo del abismo, pero ya no puedo más, no puedo sujetar el brazo de mi Hijo.
Muchos morirán a manos del enemigo, el reinado del enemigo no durará mucho. Lucharán los hijos con los padres, las nueras con las suegras, y hermanos contra hermanos. Morirán muchos inocentes; yo los esperaré en mi morada.
Las moradas están preparadas para los escogidos; los calabozos del Infierno también están preparados. La lucha os parecerá muy larga; entonces el enemigo será vencedor. Habrá tres días de oscuridad; el Sol se oscurecerá y la Luna dará una luz muy tenue. Los verdaderos hijos de Dios seguirán con la oración y no olvidándose de Dios; serán días terribles.
En esos momentos se conocerán los verdaderos imitadores de Cristo. No desenvainéis vuestra espada; pensad que Dios dice: “Quien a hierro mata, a hierro muere”. Oración es lo que pido, con la oración os salvaréis.La cuarta morada está preparada para la lucha; en esos momentos, Elías yHenocharán su presencia y harán grandes prodigios, para que los enemigos de mi Hijo se arrepientan y vuelvan a Dios.Hija mía, hay que sembrar para recoger; cuando te presentes ante mi Hijo no vayas con las manos vacías, alarga los brazos, que yo estaré allí para recogerte. Las almas necesitan mucho; no os dejéis vencer por el enemigo, que lo tenéis muy cerca. A mi Hijo se le conocerá por la cruz que llevan las naves celestiales. Cuando esto vaya a suceder, los niños verán y los ancianos soñarán.
Os hago un llamamiento, hijos míos: coged la cruz y seguid a mi Hijo, que mi Hijo está muy cansado, ayudadle a descargarse la Cruz. Sed constantes en la oración y haced sacrificios. Elías yHenoc, testigos de Jesús, serán muy eficaces para la conversión de la Humanidad, serán dados a muerte y después deacontecida esta muerte, habrá un gran milagro, hija mía; eso está escrito: el que tenga ojos que vea y el que tenga oídos que oiga. El que tenga sed que acuda a mi Hijo, que Él es la fuente de la vida. El que esté cargado que acuda a mi Hijo, que Él lo descargará. Venid a mi Hijo, que Él os llevará a la morada de la vida. En esa morada está escrito: “El que come mi Carne y bebe mi Sangre será salvado”. Esa vida será eterna.Hay muchos sacerdotes que están constantemente ofendiendo a mi Hijo. Hija mía,coge esta cruz y sigue a mi Hijo.
Con la cruz alcanzaréis el Cielo, hijos míos. Tú, hija mía, estás sembrando el camino de mi Hijo de rosas. Tú has vuelto a muchas ovejas a su rebaño, estaban perdidas.El Castigo será el día... Las moradas de mi Hijoestán casi vacías, las del enemigo están llenas.Avisa a todos que mi Hijo está sediento de almas que vayan a Él, que allí estará esperando, como esperó en el pozo de Jacob, para convertirlos a todos.Procurad estar todos a la derecha del Padre;todo el que esté a la izquierda irá al fondo del abismo. No hagas caso de los avisos terrenos —que no te confundan—, haz caso de los avisos del Cielo. ¡Qué tristeza siente el Padre de ver que se condenan tantas almas! Pero tú, hija mía, estás haciendo unamisión muy importante. ¡Cuántas ovejas descarriadas han vuelto al rebaño de Jesús! Sigue sembrando rosas en el camino de mi Hijo; mi Hijo está muy contento porque le estás quitando muchas espinas, estás uniendo su rebaño disperso