Caritas y los clientes de las prostitutas




María Ferraz

Caritas diocesana de Toledo (España) ha comenzado la campaña: “Sin clientes no hay prostitución”, con otros eslóganes como: "No permitas que te prostituyan". Y asegura que “la prostitución es una de las expresiones  (?) donde más derechos de las mujeres se vulneran"



Ya está bien de exculpar a las mujeres por el hecho de ser mujeres, hagan lo que hagan, por grave y peligroso que esto sea para los individuos y la sociedad. 


La Caritas de la era bergogliana se sube al carro del feminismo irracional y quiere lidiar con la prostitución, no enfrentándose, en primer lugar, al oficio más antiguo del mundo, fuente de adulterios, de enfermedades venéreas, incluso mortales, ruptura de matrimonios etc..  ni llamando al pecado por su nombre, sino desmotivando a los clientes de las prostitutas. (Aunque también es verdad que, sin mucho éxito, en tres años y medio ha logrado apartar de esta plaga a  13 mujeres.)


Pues es como querer eliminar el consumo de droga persiguiendo, no a los traficantes que, no por casualidad son los delincuentes según la ley, sino a los consumidores.  


Drogarse es una transgresión contra el quinto mandamiento, la prostitución contra el sexto, pero para combatirlas efectivamente hay que ir, sobre todo, al origen físico que las causa, erradicando la fuente: muerto el perro se acabó la rabia, dicen. Pues hoy en día las organizaciones de la Iglesia, como sería de esperar, ya no hablan de pecado mortal, ni de Infierno, ni de conversión.


Yo no he entendido nunca eso de ser prostituta. Pienso que existe demanda de otros trabajos para los que no se necesita mucha preparación aunque quizá, para algunas, sean más humillantes que ofrecerse como mercancía a cambio de dinero. 


Los trabajos de limpieza y cocina para los que siempre hay empleadores, por ejemplo, son no sólo dignos, sino imprescindibles, aunque se los haya desprestigiado tildando a las amas de casa de `marujas´. 

Benefician la convivencia y el bienestar de la familia: una casa cuidada y ordenada comunica paz, serenidad y orden mental, y demuestra el grado de preocupación de la madre por los suyos. Además de que, un trabajo santifica en proporción al amor de Dios con que se haga. 

Lo digo porque recuerdo a dos chicas portuguesas que sirvieron en casa de mis padres. Al cabo de unos años me las encontré como prostitutas en un barro bajo de la ciudad. ¿No tenían experiencia como empleadas del hogar? ¿Era sólo una cuestión dinero? No lo sé. Pero lo que está claro es que nadie las obligó a prostituirse, ni tampoco estaban en una situación desesperada.


Los lemas de Caritas son incoherentes y se desvían de la realidad: todos somos libres y elegimos, bien o mal, lo que creemos que nos conviene, incluidas las prostitutas.