El ateo y el prodigio del cura de Ars



Dos profesores incrédulos de la Universidad de Lyon quisieron ir a Ars para insultar a su cura. Entraron en la pequeña iglesia mientras celebraba misa. Se pusieron en tal posición que les permitía observar todos sus movimientos. Cuando llegó a la elevación de la Hostia, uno de ellos, viendo a la gente arrodillarse, pensó para sí: "¿Cómo hombres inteligentes pueden decir que en ese pedazo de pan está Dios?". 


El santo Cura, en el momento de la Comunión, volviéndose hacia los fieles, se fijó en el profesor como si leyese en su alma aquellos pensamientos de incredulidad. Hecha la genuflexión, tomó la Hostia entre los dedos y la elevó por encima del Copón, diciendo las palabras litúrgicas: "Este es el Cordero de Dios". La Hostia huye de sus manos y se posó sobre la lengua de la primera persona arrodillada en la balaustrada. 

El santo miró de nuevo al incrédulo como diciéndole: "Un simple trozo de pan, ¿puede hacer esto?". El profesor se sintió desconcertado y se fue. Se arrodilló y adoró. luego corrió hacia el cura para confesarse. Más tarde se consagró sacerdote de la orden dominica.


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