McCarrick, promotor de Bergoglio, condenado por abuso homosexual



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La Santa Sede "Suspende" a cardenal de Estados Unidos - Abuso Homosexual

El Papa Francisco ha instruido al cardenal retirado de Washington Theodore McCarrick (87) a "no ejercer más públicamente su ministerio sacerdotal".

Según los comunicados de prensa (20 de junio), McCarrick es acusado de "abuso sexual de un adolescente" hace casi cincuenta años. McCarrick era en ese momento un sacerdote en la Arquidiócesis de Nueva York. Los detalles del caso no se conocen.

La "junta de revisión" de la Arquidiócesis de Nueva York investigó las acusaciones y las llamó "creíbles y fundamentadas".

El cardenal McCarrick mantiene su inocencia: "No tengo absolutamente ningún recuerdo de este abuso denunciado, y creo en mi inocencia".

McCarrick está "triste" porque la acusación fue hallada creíble pero aceptó la decisión de la Santa Sede.

Cuando McCarrick era arzobispo de Newark (1986-2000) hubo rumores en Roma de que McCarrick estaba recibiendo jóvenes adultos en las habitaciones privadas de una casa de fin de semana.

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Lumen Mariae Blog
«Mis decisiones son el fruto de las reuniones precónclave»: es claro el pensamiento de Bergoglio. Decisiones humanas; caminos humanos, obras humanas. Dios no cuenta para nada. Dios es sólo un concepto para estos hombres. Un concepto bello, pero sin sustancia, sin una obra real ni en los corazones ni en la vida eclesial.
Antes del cónclave existían reuniones para poner al hombre que tenía que colocar el nuevo fundamento.
Existían reuniones: gente que pedía el voto.
El Cardenal Theodore McCarrick, el 11 Octubre el 2013, durante una charla dada en la Universidad de Villanova, confesó que había sido presionado para apoyar a Bergoglio.


Un interesante y muy influyente hombre italiano le dijo: «Haz campaña por Bergoglio» (“Push Bergoglio” = “Vota, puja por Bergoglio; promueve a Bergoglio”) (m. 23.09). El verbo inglés push, que usa el Cardenal, indica coacción, presión, hacer algo sin libertad. Si se obliga a seguir a un hombre como el candidato a Papa, esa elección es nula. No hay libertad en ninguno que forman la asamblea de electores. Todo estaba amañado de antemano. Todo atado y bien atado.
En el minuto 18.50, hablando acerca de la espontaneidad de la elección de Bergoglio, deja caer que un hombre le pregunta: «Y qué hay acerca de Bergoglio? ¿Él tiene alguna oportunidad». El Cardenal contesta: «nadie está mencionando su nombre». Cosa de extrañar estas palabras, porque Bergoglio partía como favorito al quedar en el segundo en el anterior Cónclave. Y si Bergoglio no pudo ser Papa anteriormente, es un sueño no ver la oportunidad que se le presentaba. Absurdo es decir que nadie mencionaba a Bergoglio como Papa.. Pero el Cardenal trata de convencer a la gente de que crea que esa elección papal, de alguna manera, salió de la nada. Que era cosa del Espíritu Santo.
Ese hombre misterioso le dice algo escalofriante: «Él podría reformar la Iglesia… En cinco años puede hacer la Iglesia de nuevo» (m. 19.14). Los cambios en la Iglesia están planeados en cinco años. Todo nuevo, todo reformado. Ya no será la Iglesia de Cristo. Va a poner todo patas arriba. Y al Cardenal le pareció interesante cosa.
Cosa interesante es destrozar la Iglesia.

Vídeo que explica la mafia de cardenales en Saint Gall y la investigación de Austen Ivereigh:
Es el mensaje que ha transmitido el Cardenal Óscar Madariaga:


«Caminamos como Iglesia hacia una renovación profunda y global…Los misioneros, los evangelizadores de los “márgenes” de la Iglesia, son los primeros en darse cuenta de lo insuficiente que son las formas de acción “tradicionales”…. Cualquier cambio en la Iglesia requiere considerar la renovación de las motivaciones que inspiran las nuevas opciones…. El papa quiere llevar la renovación de la Iglesia a un punto de no retorno. El viento que empuja la nave de la Iglesia hacia el mar abierto de su profunda y total renovación es la Misericordia» (ver texto
Cambio profundo y global: se va hacia una nueva iglesia ecuménica, que es el apoyo del nuevo gobierno mundial. Un líder político del mundo entero sin una espiritualidad global no sirve para gobernar el mundo en su totalidad. Tiene que tener una estructura eclesial para que nadie se le oponga. Esa renovación global de la Iglesia es una auténtica dictadura. Y se pone a los pobres, a los que están en los márgenes, en las periferias de la Iglesia, como el centro de ese falso evangelio, de esa falsa iglesia.
«La pobreza está en el centro del Evangelio. No se puede entender el Evangelio sin comprender la pobreza real» (Bergoglio en la entrevista al “Il Messaggero” – 9 de junio del 2014).
La Verdad, -no la pobreza-, es la que está en el centro del Evangelio. Y para poder comprender el Evangelio hay que aceptar la Verdad, es decir, hay que poner la mente humana en el suelo, cosa que nunca hará Bergoglio. Él, como Madariaga, ha puesto la Misericordia por encima de la ley, de la justicia de Dios, de la verdad.
No se renueva la Iglesia con la Misericordia, sino con la verdad. Es lo que libera al alma: «Y la verdad os hará libres». No es la Misericordia la Obra Redentora de Jesús. Jesús viene a hacer una Justicia: quitar el pecado del mundo. Y eso no se quita con besitos ni cariñitos, ni con soluciones sociales a los problemas de los hombres. Eso se quita con la oración y con la penitencia, que ninguno de la Jerarquía actual hace en la Iglesia. Esto es cosa del pasado. Ahora, es necesario estar en la lógica del Espíritu: el cambio global.
En cinco años, habrá un punto de no retorno. No esperen a que las cosas se pongan mal. Vayan saliendo de las parroquias, de las capillas, de los lugares en que ya se enseñe, claramente, la herejía como verdad. Vayan saliendo.
El team Bergoglio es el juego de la masonería en la Iglesia. Han puesto al hombre.
Ese hombre es Bergoglio; pero no es el importante en este juego. Bergoglio es sólo el que entretiene a toda la masa. Bergoglio es para ellos: para que no se den cuenta de lo que los Cardenales, el grupo de Jerarquía masónica, está realizando en toda la Iglesia. Lo hacen por debajo, mientras no tengan las leyes, los documentos necesarios para hacerlo abiertamente. Pero en cinco años, todo será patente. Y ¡ay! de aquellos que continúen dormidos cuando se quiten las caretas de verdad.
El “team Bergoglio” es un complot herético con el fin de destruir la Iglesia de Cristo.
Un complot que nació hace años, pero que tiene su cumplimiento ahora, en la persona de un hombre que no es Papa, que ha sido puesto por ellos, por la Jerarquía masónica, con el solo fin de levantar una nueva iglesia.
Los ocho miembros del complot son nombrados por Ivereigh en su libro: Jorge Mario Bergoglio, Cormac Murphy-O’Connor, Godfreid Danneels, Karl Lehman, Walter Kasper, André Armand Vingt-Trois, Santos Abril y Castelló, y Christoph Schönborn. Todos ellos Cardenales. Y uno de ellos, fue elevado a ser falso papa de la Iglesia.
El cardenal Danneels ha confirmado públicamente que apoyó la candidatura de Bergoglio durante el cónclave:
«Si el cónclave es corto, Bergoglio será elegido papa. Usted puede estar seguro de eso» (ver – Traducción al inglés).
Sólo se habla así porque se sabe el resultado de antemano, todo estaba preparado.
Estas palabras fueron dichas por el Cardenal justo antes del comienzo del cónclave. Estaba hablando con Austin Ivereigh.
Según el autor del libro, el “team”, el equipo de los masones, no sólo ejerció su poder para Bergoglio en el 2013, sino que también en el 2005.
El Cardenal Murphy-O´Connor, en una entrevista en el Catholic Herald, el 12 de septiembre del 2013, confesó ser el líder del team Bergoglio:
«El Cardenal también reveló que había hablado con el futuro Papa de la Missa pro eligendo Romano Pontífice, la misa final, antes que el cónclave comenzara… Él estaba en calma. Él era consciente de que probablemente iba a ser el candidato que iba a salir. ¿Conocía que iba a ser Papa? No. Había otros candidatos. Pero yo conocía que el sería uno de los principales».
Bergoglio conocía el liderazgo del Cardenal en el “Team Bergoglio”: «Es tu culpa. ¿Qué has hecho conmigo?», le dijo al Cardenal en el Salón de Bendiciones, dos días después de la elección. (ver)
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