Bergoglio, miembro del Rotary, en manos de los masones






¿Qué dice la Iglesia sobre el Rotary Club? Aquí os lo transcribo (copiado del blog “Núcleo de la Lealtad”):
Las primeras condenas de la Iglesia Católica al rotarismo se producen en España en 1928, por los Obispos de Palencia, Orense, Tuy, León y Almería, quienes sostienen que el movimiento rotario es «una nueva organización satánica, próxima a la masonería, execrable y perversa».
La Declaración del Obispo de Palencia (28 de agosto de 1928), advierte entre otras cosas que «en los titulados clubs rotarios […] no pueden estar los buenos católicos» y que «el rotarismo quiere ser una institución moral y moralizadora, que se propone influir en la vida de individuos, familias y pueblos, prescindiendo en absoluto, como asociación, de toda idea religiosa y de toda suerte de relaciones con Dios y con Jesucristo Nuestro Redentor».
Todo ello implica que «la institución rotaria, como tal, explícitamente hace profesión de un laicismo absoluto, de una indiferencia religiosa universal e intenta moralizar a los individuos y sociedades por medio de una doctrina radicalmente naturalista, racionalista y aun atea» [1].
El Aviso del Obispo de Orense a sus fieles, por su parte, mucho más breve y concluyente, considera que los clubes rotarios «no son otra cosa que nuevos organismos satánicos, de igual espíritu y procedencia que el masonismo, bien que procure disfrazarse y aparecer con el marchamo de humanitarismo puro y hasta de caridad cristiana y de fraternidad universal, generosa, amplia y legítima» [2].
La Santa Pastoral Visita del Obispo de Tuy (Vigo, 8 de octubre de 1928), advierte que «para los buenos católicos no hay ni puede haber otros medios de perfeccionamiento en el orden religioso, moral y social, que los que tienen por base los principios de la religión, de la moral y de la sociología de Cristo, el único verdadero Salvador de la Humanidad» [3].
La Carta pastoral del Obispo de León asocia a los rotarios a la lista de enemigos de la Iglesia Católica, en la que figuran los protestantes, los indiferentes y los masones, todos ellos en «amigable consorcio» maquinando «contra nuestra santa religión, contra la Iglesia y sus ministros» [4].
La Carta pastoral con motivo del próximo Adviento del Obispo de Almería, pide a sus feligreses que se aparten de lo que pueda poner en peligro sus almas, señalando que el rotarismo, al poseer un «código rotario de ética», incurre en «laicismo» y «naturalismo», además de no circunscribirse «a la profesión especulativa, mercantil y de orden económico», y de invadir «la vida social y doméstica, a los amigos, a los esposos, a los padres, a los hermanos y a los ciudadanos en general para» supuestamente «hacerlos mejores» [5].
La Iglesia Católica censura que los rotarios fundamenten la moral sin referencia alguna a Cristo y a Su única Iglesia; esto no es solo debido a que el magisterio enseñe que Extra Ecclesiam nulla salus [6] y que «la religión católica […] por ser la única verdadera, no sin suma injuria se la iguala con las demás» (León XIII, Encíclica Humanum genus, 6).
En la Admonición pastoral del Cardenal Primado de Las Españas y Arzobispo de Toledo (23 de enero de 1929), sobre las «instituciones neutras», entre las que se incluyen la «International Rotary Club», el Emmo. y Rvdmo. Dr. Pedro Segura y Sáenz (1880-1957), señala como maldad intrínseca de las denominadas instituciones neutras que «ocultan la negación de la moral verdadera y de la verdadera Religión, que tratan de sustituir con una moral y una religión que no es la de Jesucristo», «mientras predican una moral sin religión para llegar a la paz universal», «debajo de un aspecto comercial, recreativo, pedagógico, filantrópico, internacional, neutral, pero siempre laico».

Ello conduce a incluir sin lugar a dudas al «Rotary Club» entre las asociaciones «suspectis aut quae se etudeant sese a legitima Ecclesiae vigilantia subducere», las asociaciones sospechosas o que procuran evadir la vigilancia legítima de la Iglesia del canon 336 del «Código de Derecho Canónico» (1917).

El 4 de febrero de 1929, la Santa Sede prohibe a los sacerdotes participar en reuniones rotarias ya fuera como miembros o como invitados [el famoso «non expedire»]. Esta prohibición se reitera mediante Decreto de la Sagrada Congregación del Santo Oficio de 20 de diciembre de 1950.


El Rotary International, por ejemplo, está enteramente en manos de los masones. Este movimiento fue fundado en Chicago en marzo de 1905 por el masón Paul Harris, quien también pertenecía a la B’nai B’-rith. 
En la década de 1930, dos tercios de los miembros del Comité del Rotary Francés eran masones. El 1933-1934, el presidente del Rotary Club Francés fue Ulisse Fabre, quien al mismo tiempo actuaba como gran maestre de la logia Orange La Cite Future, de acuerdo con el registro del Gran Oriente. Los periódicos masónicos han elogiado las actividades de los clubes rotarios, ya que estos son muy útiles para la masonería. 

En 1952, el movimiento había un millón de miembros en 7650 clubes en 84 países. En Suecia, la Asociación Rotaria tiene 30.000 miembros en 522 clubes. 

En la actualidad, el Rotary también está presente en Rusia. El conocido director de cine Stanislav Govorukhines miembro de este exclusivo club. El Rotary también está presente hoy en Estonia (12 clubes con casi 400 miembros). Hay también varios otros grupos similares o clubes como Leonesy Le Cercle. Leones Internacional fue fundada en 1917 por Melvin Jones, miembro de la B’nai B’rith. En 1968, el Club de Leones tenía 470.000 “hermanos” en Estados Unidos y 160.000 en el resto del mundo, en un total de 17.441 clubes.


http://sitio.patriaargentina.org/blog/wp-content/uploads/2012/12/Logia_Masónica_Jud%C3%ADa_B’nai-Brith-Bolet%C3%ADnCCP-Nro169-Agosto2011.pdf








[1] Cf. Boletín Eclesiástico del Obispado de Palencia, año LXXVIII, sábado, 1 de septiembre de 1928, nº 77, pág. 391 y ss.
[2] Cf. Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Orense, año XVC, nº 14, 7 de septiembre de 1928, págs. 223 y 224.
[3] Cf. Boletín Oficial del Obispado de Tuy, octubre de 1928.
[4] Cf. Boletín Oficial del Obispado de León, 26 de noviembre de 1928, pág. 500.
[5] Boletín Eclesiástico de la Diócesis de Almería, 30 de noviembre de 1928, págs. 316-319.

[6] Cf. Sanctum Officium, Epistula ad Archiepiscopum Bostoniensem (8 augusti 1949): DS 3866-3872; Catecismo de la Iglesia Católica, 846-848; Compedio del Catecismo de la Iglesia Católica, 171.