Copa Mundial: ¡Ganó África!

Selección francesa versus Croacia: ¿algo más que un partido de fútbol?
Hace semanas que predije que Francia llegaría a la final del mundial porque tiene una buena selección en su mayoría afro-francesa y porque su victoria tenía un simbolismo evidente y sería muy bien vista por las elites dominantes aunque para ello, como hemos podido ver, hubiese necesidad de una falta y un penalti inexistentes. Dos goles regalados con una sola ocasión real en la 1ª parte que obligó a los croatas a abrirse al coladero que fue la 2ª parte. Así se las ponían a Luis XIV…Faltaba por ver quién sería el oponente: si los ingleses del Brexit o los croatas. Estos, procedentes de un pequeño paisito de 4 millones de habitantes, dieron la campanada y se enfrentaron al gigante de 67 millones a los que se suman los ingentes recursos humanos de la “francophonie”. También, su victoria hubiera tenido un valor simbólico muy grande y, dado que era uno de los pocos equipos 100% europeos, era deseada por casi todos, como la del pequeño David contra el fuerte Goliat, pero no pudo ser.
Croacia está en el este europeo en una zona que sufrió la opresión del comunismo y que es muy celosa de su idiosincrasia cultural y religiosa y de su recién adquirida soberanía respecto a la artificial Yugoslavia. Aunque estrictamente no pertenece al pelotón de cabeza disidente en la UE liderado por Hungría, Polonia, y el llamado Grupo de Visegrado al que ahora se han unido países centrales como Austria e Italia, hay muchos más países en esta orbita como Eslovenia, Serbia, Croacia, etc. que, aunque no lo digan expresamente, tienen una enorme preocupación por la inmigración masiva que llegó, y podría volver a llegar, por la vía de los Balcanes. Sin embargo en la prensa pública y privada de Francia, de Europa Occidental, del mundo que antes se consideraba “libre”, se insiste unánime y machaconamente que todo el que se opone a la inmigración es populista e incluso xenófobo, racista, intolerante, de extrema derecha y otros epítetos. La única excepción son, quizás, los EE.UU de Trump a quien también se crucifica por la misma razón.

Inmigracionistas versus identitarios

Reconozcámoslo, las luchas políticas del futuro ya no serán entre unos trasnochados e inservibles conceptos de izquierda y derecha, sino entre inmigracionistas e identitarios. Los primeros son en su mayoría “globalistas” y partidarios de un gobierno mundial y los segundos oscilan entre distintas tendencias: desde los que se centran en la raza o en la religión hasta los que nos preocupa más la identidad y la civilización europea en su conjunto.

La Gaceta