Cuando la Virgen remendó una prenda de Thomas Becket



Un joven y su dama 

En la Inglaterra del siglo XII, un grupo de hombres jóvenes se había reunido y presumía de sus diversas hazañas, como lo han hecho los hombres jóvenes desde el principio de los tiempos.

La animada conversación pasó de la arquería, a la lucha de espada, a la equitación, cada uno tratando de superar los logros de los demás.

Finalmente, los jóvenes comenzaron a jactarse de algunos amoríos tontos. Para no ser menos, un noble joven llamado Thomas declaró que él también amaba a una gran dama y que ella la amaba.

Tomás de Canterbury se refería a la Santísima Virgen como el objeto de su afecto, pero luego sintió cierto remordimiento por haber hecho esta jactancia. Él no quería ofender a su amada Señora de ninguna manera.

Al ver todo desde su trono en el cielo, María se le apareció en su aflicción, y con dulzura le dijo: "Tomás, ¿de qué tienes miedo? Tuviste razones para decir que me amabas, y que eres amado por mí. Asegúraselo a tus compañeros y como prenda del amor que te tengo, muéstrales este regalo que te hago ".

El regalo era una caja, que contenía una casulla, de color rojo sangre. María, por el amor que ella le tenía, había obtenido para él la gracia de ser un sacerdote y un mártir, lo que de hecho sucedió, ya que primero se hizo sacerdote y después Obispo de Canterbury, en Inglaterra.

Muchos años más tarde, sería perseguido por el rey, y Thomas huyó al monasterio cisterciense en Pontignac, en Francia.

Lejos de sus amigos y parientes, pero nunca lejos de su Señora amada, intentaba arreglar su camisa de paño que solía llevar puesta la cual se había roto. No pudiendo hacerlo bien, su querida reina se le apareció, y, con especial bondad, tomó la prenda de su mano y la reparó como debería hacerse.

Después de esto, a la edad de 50 años, regresó a Canterbury y murió como mártir, habiendo sido ejecutado a causa de su celo por la Iglesia.

De las Glorias de María, por San Alfonso María de Ligorio.