El gran secreto del entrenador de Croacia: el Santo Rosario






Zlatko Dalic, un hombre de fe. 

Croacia ha hecho historia. Estará en la final frente a Francia. La primera vez que los croatas llegan a una final mundialista. El artífice de esta proeza es Zlatko Dalic, un entrenador que tuvo que tomar las riendas de la selección en un momento crítico, y cuyo secreto es el Santo Rosario. En los partidos, lo lleva en el bolsillo y se aferra a él porque “me da calma“.
En declaraciones recogidas por la página web Narod.hr afirma que “todo lo que he conseguido en mi vida y carrera profesional se lo debo a mi fe y estoy agradecido a mi querido Dios” y agregó que “estoy muy contento con todo lo que estoy viviendo. Sin motivación y sin fe, sería muy difícil de lograrlo”.
El técnico croata apuntó que cuando todo se complica, recurre a su rosario: “Llevo siempre un rosario conmigo. Cuando siento que estoy en un momento difícil, pongo mi mano en el bolsillo, me aferro a él y luego todo es más fácil”.
Zlatko Dalic nació el 26 de octubre de 1966 en Livno, ciudad que pertenecía a Yugoslavia, pero que actualmente es parte de Bosnia-Herzegovina. Primero fue un futbolista de poco brillo y desde 2.000 inició su carrera como entrenador, buscándose literalmente la vida en clubes de Croacia, Albania, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos.
Croacia se asomaba al abismo. El empate 1-1 ante Finlandia hizo que se recurriera de urgencia a Dalic, con solo 2 días de trabajo tenía el reto de vencer como visitante a Ucrania, que sólo necesitaba un punto. El resultado fue 2-0 a favor y en playoff a Grecia 4-1. Y en Moscú una cita con la historia camino de la leyenda para un hombre firme en sus convicciones.
La fe me da fuerza, siempre tengo un rosario en el bolsillo y rezo antes del juegoDoy gracias a Dios todos los días, porque me ha dado fuerza y ​​fe, pero también la oportunidad de hacer algo en mi vida. Para mí y mi familia, la fe es extremadamente importante”.
En su infancia, Dalic era monaguillo: “Al lado de la casa de mis padres había un monasterio franciscano en Gorica. Antes, en un tiempo diferente, era monaguillo, era feliz de ir a misa, mi madre me enseñó y me dirigió a la fe. Soy un creyente todo el tiempo, y así crío a mis hijos. Todos los domingos intento ir a Eucaristía“.
Los niños crecieron sin mí, son personas hoy en día. Es posible que los extrañara cuando era más difícil, en la pubertad, pero mi esposa lo puso todo y los dirigió al camino correctoEs en vano, si un hombre no tiene felicidad familiar. Agradezco a la familia por aguantarme a mí y a mi trabajo, y por quedarnos juntos”.

Los jugadores de Croacia celebran el gol de Mandzukic ante Inglaterra.
La fe mueve montañas. En el caso de Dalic las ha movido, pues ha mantenido a su familia cuando estaba lejos, en Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. En la final, Dalic meterá la mano en su bolsillo y desgranará las cuentas del Santo Rosario. No es un amuleto, sino el anclaje en la fe de un hombre sencillo.