La amistad Trump-Putin salvará al mundo del holocausto nuclear


Donald Trump y Vadimir Putin en Helsinki, una amistad positiva para la paz.
Por Roberto Centeno. Catedrático de Economía.
Resulta una vergüenza inconmensurable, amén de un comportamiento vil y repugnante, el ver como el Partido Demócrata norteamericano, que no ha perdonado ni perdonará jamás a Trump el haberlos aplastado electoralmente, y sobre todo el que volverá a hacerlo en forma más contundente aún en 2.020, y como Soros y todo su inmenso poder mediático se han volcado en desprestigiar y rasgarse las vestiduras ante la reunión de Trump y Putin en Helsinki, que parece haber reconstruido una relación que jamás debió romperse.
Roberto Centeno. /Foto: YouTube.com.
Una relación que para empezar se concretará en un acuerdo de control y no proliferación nuclear que alejará al mundo de su mayor peligro: el holocausto nuclear. Existen en el mundo unas 13.500 cabezas nucleares, EEUU y Rusia poseen 6.500 cabezas cada una, y el resto de países la 500 restantes, ¿qué puede haber más importante para la humanidad, para nuestros hijos y para los hijos de nuestros hijos que eliminar esta amenaza, algo que solo un acuerdo EEUU-Rusia puede conseguir? ¿Cómo es posible la legión de canallas clamando a los cuatro vientos contra quién va a conseguir el acuerdo más importante imaginable para la seguridad y la estabilidad del mundo?
Para esta horda abyecta y malvada resulta que el hecho de que Rusia haya recuperado un territorio que siempre fue suyo, Crimea, y que había sido ilegítimamente apropiado por un gobierno pro-nazi, el de Ucrania, que se hizo con el poder mediante un golpe de Estado financiado por ese genio tenebroso llamado Soros, por el Cuarto Reich Alemán, en acertada denominación del líder político italiano Matteo Salvini, y por varios ultraderechistas relevantes norteamericanos como el Senador Mc Cain, es un crimen horrendo contra la humanidad, y ello obliga a aislar a Rusia, a decretar contra ella un embargo criminal, que a los españoles cuyos jefes de Gobierno, Rajoy y Sánchez son meros chicos de los recados de la Fuhrerein del Cuarto Reich, Ángela Merkel, y nos cuesta 3.500 millones de euros en exportaciones agrícolas, en un tema que ni nos va ni nos viene.  
Adicionalmente, el acuerdo Trump-Putin, sienta las bases para la pacificación de Siria, una guerra desencadenada por la malvada Hillary Clinton, que no hubo país que no estuviera dispuesta a invadir o a intervenir, siempre que Soros se lo pidiera, y en consecuencia a iniciar la repatriación de caso dos millones de refugiados sirios, algo que Soros en su estrategia de destruir la religión y la cultura europeas había fomentado a través de sus redes tentaculares, igual que hace ahora con sus ONGs, trayendo inmigrantes de Libia, otro de los países que Hillary Clinton y él destruyeron, convirtiéndolos en el caos que es actualmente. Una repatriación que  ayudará a mitigar extraordinariamente la presión migratoria en Europa del Este, razón por la cual estos países están encantados del acuerdo de Trump.
En la primavera de 2.016, cuando unos petroleros tejanos me propusieron colaborar como voluntario en la campaña electoral de Trump, para la captación del voto latino, una de las razones que movieron a aceptar encantado era precisamente el hecho de que el punto esencial del programa de Trump en política internacional, era precisamente restablecer la normalidad y la amistad en las relaciones con Rusia, y liderar una regeneración ética donde los valores esenciales de la sociedad occidental, completamente desdeñados y abandonados por Europa, como la familia, la moral y la religión, fueran de nuevo inculcados y respetados.
Cuando Trump se alzó con la victoria, todos pensamos empezando por él mismo, que la normalización de las relaciones con Rusia, pasando del enfrentamiento a la colaboración y a la amistad, eran cosa no solo hecha, sino que ocurriría con gran rapidez. En esa época, principios de 2.017, tuve que viajar a Rusia por razones profesionales (relacionadas con el mundo del petróleo donde siempre he desarrollado mi actividad), y el entusiasmo de los rusos era notorio, y no solo del pueblo llano, que también, sino de gente particularmente bien relacionada e informada, como el caso de un ex coronel del inteligencia del FSB ( la antigua KGB), que conocí bien durante las negociaciones, y que estaba convencido de cómo Rusia y EEUU aplastarían al ISIS ( al final tuvo que hacerlo solo Rusia), y como desarrollarían una época de amistad y de liderazgo mundial del que la Europa del Cuarto Reich quedaría excluida. Curiosamente este coronel un día comiendo en Madrid me dijo que si sabía que mi teléfono móvil estaba intervenido. Lo había detectado con un pequeño aparatito que llevaba consigo. 
Pero desgraciadamente el tema no fue como nosotros pensábamos. Las acusaciones, la mayoría inventadas, de que Rusia había intervenido en las elecciones norteamericanas a favor de Trump, hicieron imposible que el Presidente electo cumpliera su promesa, como ha cumplido todas las demás, la antítesis del cobarde patológico y felón de Rajoy que no cumpliría absolutamente ninguna, sino que haría justo lo contrario. Trump tuvo que mantener distancias de Putin, acosado por todos los lados, pero en vez de ensuciarse en los pantalones como Rajoy o Felipe VI, las mantuvo tiesas y esperó el momento oportuno. Y ese momento llegó el lunes en Helsinki. Trump que se siente ahora fuerte y sabe que ganará las elecciones de nuevo, se ha pasado y se va a pasar por el forro todas las críticas, y va a seguir adelante con su relación de amistad con Putin, en contra de toda la canalla política y mediática, que desearían un enfrentamiento con Rusia aunque nos llevara a una guerra nuclear.   
George Soros. /Foto: shoebat.com.
Lo único que espero, es que conforme se vaya consolidando la alianza Trump-Putin, empiecen a prestar atención a los verdaderos enemigos, y acaben con ellos de una vez, empezando por Soros, los jefes de la inteligencia norteamericana que han mentido como bellacos, y los políticos que están defendiendo sus propios intereses y engañando al mundo. Resulta grotesco que España tenga unidades militares de élite en Lituania, para protegernos del “peligro ruso”, es un auténtico despropósito, cuando estas unidades deberían estar en Gerona y en Barcelona, no porque sean necesarias porque los camisas pardas de la Generalitat no tienen ni media bofetada, y para acabar con todos bastarían dos compañías de la Guardia Civil, sino para que sepan que están ahí.  
Pero el indigente mental y guerra civilista de Sánchez, que llevó al PSOE al peor resultado electoral de su historia, y que llevará a España a la quiebra no lo hará, porque este miserable como el Frente Popular en Febrero de 1.936, está dispuesto a saltarse la Constitución y la legalidad y enfrentar a media España con la otra media, con tal se seguir en el poder unos meses más.