Orad por los que quieren destruir mi Iglesia


Jesús dice:



Orad, reparad y no os dejéis confundir


Hijos míos: os estaba esperando. El Mendigo del Amor ansiaba este momento. Momento de auscultar vuestros corazones con mi mirada y hacerlo palpitar de gozo, de dicha, de alegría indescriptible. Momento de susurraros palabras a vuestro oído, de haceros derretir de amor hacia Mí.

Os esperaba, aquí en la soledad de mi Sagrario para verter parte de mi sufrimiento a vuestros corazones, para descansar en vosotros, porque muchas almas que se dicen intelectuales y, aún, muchas almas que se dicen piadosas, religiosas: atacan las manifestaciones del espíritu Santo, distorsionan los mensajes del final de los tiempos.


Orad por ellas. Pobres de aquellas almas que truncan una misión del Cielo. Pobres de aquellas almas que son obstáculo a una verdadera manifestación del Amor Santo y Divino.


Orad por aquellas almas que trabajan solapadamente, a escondidas, queriendo destruir mi Iglesia, queriendo mezclar la sana y verdadera doctrina con filosofías falaces 
y con pensamientos heréticos y anatemas.



Orad, mis pequeños y no os dejéis confundir porque satanás es bien sagaz y sutilmente se filtra dentro de mi Iglesia. La masonería se ha sumergido solapadamente y hay algunos, aún, de los que se consideran mis hijos que trabajan para esta bestia negra salida de la profundidad del averno.

Sed pues, penitentes. Sed pues, almas generosas en oración, en reparación, almas que se adhieran al misterio de mi Cruz y sanen las llagas de mi Divino Corazón con su oración y con su vida de santidad.


Os amo y os bendigo, mis hijos amados:. Amén. 


Diciembre 2/09 (5:10 p. m.) A Agustín del Divino Corazón