“Carta abierta” de Ouellet empeora las cosas

El cardenal Marc Ouellet contestó el 7 de octubre con una “carta abierta” al arzobispo Viganò, quien le pidió en setiembre que “diera testimonio de la verdad” respecto al caso McCarrick. Pero Ouellet prefirió ahora dar testimonio de su incondicional lealtad a las fallas del papa Francisco.

Ouellet califica a las declaraciones de Viganò de “incomprensibles y extremadamente reprochables”, porque “afectan gravemente la reputación de los sucesores de los apóstoles”.

Él discute “mucho” que Francisco estaba interesado, cuando Viganò le habló en junio de 2013 sobre el caso McCarrick, porque – según Ouellet - McCarrick ya tenía 82 años de edad y Francisco estaba supuestamente sobrepasado por la cantidad de información que recibió de otros nuncios que él encontró el mismo día.

Ouellet admite como prefecto de la Congregación para los Obispos que él nunca le llevó el caso McCarrick a Francisco hasta estos últimos días.

Además, él refuta la declaración de Viganò y dice que McCarrick nunca fue “sancionado” por Benedicto XVI [pero esto es un juego de palabras]: “El ex cardenal, quien se jubiló en mayo de 2006, fue urgido enérgicamente a no viajar y a no aparecer en público, para no provocar otros rumores sobre él”, tal como Ouellet lo pone.

Él afirma que el Vaticano [supuestamente] no tenía “suficientes pruebas” de las malas acciones de McCarrick y culpa a la nunciatura de Washington de no haber producido información “reciente y decisiva” sobre el caso.

Sin embargo, Ouellet se pregunta cómo McCarrick pudo hacer la carrera que hizo [La respuesta es: porque, como liberal, él fue protegido por los medios de comunicación y el establishment eclesiástico].

La mayor parte de la carta de Ouellet son ataques personales contra Viganò, combinados con un saludo indiscriminado de Francisco, a quien llama al final “un pastor excepcional, un padre compasivo y firme, una gracia profética para la Iglesia y para el mundo”.

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