El divorcio es el invento maldito de satanás





María Santísima dice:

El matrimonio, hijos míos, es un Sacramento instituido por Jesús. El matrimonio ha de convertirse para vosotros en escuela de santidad, en hogar de fidelidad, en encuentro de oración, de paz, de amor y de entrega incondicional del uno para con el otro.

Bajo la bendición del sacerdote ya dejáis de ser dos y pasáis a ser una sola carne; por ende os llamo a que viváis en la fidelidad; os recuerdo la promesa que hicisteis, allí en el templo, cuando os preparabais para unir vuestras vidas eternamente, pero a muchos de vosotros se os olvida y desecháis esos compromisos y esas promesas que hicisteis de permanecer unidos en el dolor, de permanecer unidos en la enfermedad, de permanecer unidos en la alegría, en la riqueza, en la pobreza; y fácilmente vais desechando vuestro pacto de amor, conociendo que el matrimonio es indisoluble; sólo os puede separar la
muerte.

Ay de aquellos esposos que le son infieles a sus esposas, tendréis que sufrir las consecuencias de vuestros actos. Ay de aquellas esposas que le son infieles a sus esposos, tendréis que padecer por vuestros desvaríos y por vuestros yerros; satanás se ha inmiscuido en muchos hogares sembrando discordia, sembrando desazón; su fin es destruir familias enteras.


Hijos amados, os llamo a permanecer unidos en el amor, en la entrega del uno para con el otro y en la fidelidad del matrimonio.


Esforzaos, pues, en superar vuestros defectos, en practicar la virtud de la tolerancia y el de perdonarse mutuamente. Si por desgracia habéis caído en adulterio, pedid perdón al Señor, porque su Corazón sobreabunda en misericordia y, Él, os perdonará y os abrazará como a hijos pródigos; Él quitará la inmundicia y la fetidez de vuestro corazón y os devolverá la fragancia de su suave perfume. Os quitará las heridas purulentas de vuestra alma y os vendará vuestras heridas cicatrizándolas con el óleo bendito de su misericordia.


Ay de aquellos que mueren en pecado mortal y en adulterio; hay de aquellos que no reparan, toda su vida, por este horrendo pecado.
Ay de aquellos que a lo bueno le llaman malo y a lo malo le llaman bueno.
Ay de aquellos que piensan y creen que tienen derecho de una segunda oportunidad.


¿Por qué no lo pensasteis bien antes de uniros de por vida a aquel hombre que tenéis por esposo, o a aquella mujer que tenéis por esposa?


Muchos de mis hijos cometen errores porque no oran, no
piden dirección al Señor y actúan es de acuerdo a su voluntad humana y no según la Divina Voluntad.

El divorcio es un invento de satanás. Y, sí que está causando estragos, consecuencias funestas en aquellas pobres almas que creen que firmando un papel, ya está enmendado el daño, cuando realmente el daño se lo están haciendo a ellas mismas. Pobres almas, pobres creaturas que se dejan dirigir por leyes humanas omitiendo y evadiendo las leyes de Dios.


El divorcio es el invento maldito de satanás.
Permaneced unidos en el amor y en la fidelidad.
Perdonad mutuamente e iniciad de nuevo.


Os lo repito nuevamente: si por desgracia le habéis sido infiel a vuestro esposo, o a vuestra esposa, arrepentíos de corazón porque si no tendréis que sufrir las consecuencias de vuestro pecado en la vida eterna.


No llaméis matrimonio a las uniones libres.
No llaméis matrimonio a las uniones civiles.
Llamad matrimonio a los que han contraído nupcias bajo la bendición sacerdotal.


A través del matrimonio os podéis santificar. De hecho acepté ser la esposa del castísimo San José, acepté ser la Madre del Salvador por designios de Dios Padre e hicimos de nuestro matrimonio y de nuestro hogar encuentro recíproco del amor, de la fidelidad, de la piedad y de la oración.


A eso os llamo, a todos vosotros, a que compartáis la oración, juntos; a que eduquéis a vuestros hijos en la sana doctrina, a que corrijáis a tiempo a vuestros hijos; no es guardando silencio ante sus defectos, no es guardando silencio ante sus desvaríos;


 cuando sepáis que vuestros hijos andan por las sendas del mal, llamadles a la corrección, llamadles a la conversión, porque si no lo hacéis os convertís en perros mudos y tendréis que rendir cuentas a Dios porque no tuvisteis el coraje, las agallas de mostrarles el camino angosto y pedregoso que os lleva al cielo. 

Porque os amo y porque soy María, Madre del Buen Consejo estoy llamada a hablaros con autoridad, a mostraros vuestras equivocaciones porque estáis a tiempo, aún estáis vivos, trabajad con entereza por vuestra propia salvación y por la salvación de vuestra familia.

En las profundidades del averno hay muchísimas almas que en vida vivieron en adulterio, en uniones ilícitas y nunca pidieron misericordia y clemencia a Dios.
Evitaos terribles sufrimientos en la vida eterna.


Os amo hijos míos y os llamo a que os dobleguéis a las Santas Leyes de Dios, os bendigo:

Ö Ö Ö. Amén.

María Stma a Agustín del Divino Corazón