Saliendo del Infierno (Bill Wiese)

*Saliendo del infierno: (Testimonio de Bill Wiese)

                    


Tuvimos que continuar subiendo para poder salir. Cuando llegamos al final, miré hacia abajo, a la tierra, y estábamos muy arriba. ¡Ver el globo terráqueo fue algo asombroso! Yo sé que Dios me permitió verlo porque Él sabía que desde niño yo quería ver como la tierra se vería desde el espacio, colgando en la nada. Como dice la Biblia en Job 26:7,“Extiende el norte hacia el espacio vacío; Cuelga la tierra sobre la nada.”

                     

Yo miraba y pensaba, “¿Qué sostiene esto? ¿Qué hace su término tan perfecto?” ¡Dios tiene un total control! ¡Él es Todopoderoso! Cada pequeña cosa está bajo Su control. Ni un solo cabello de nuestra cabeza cae sin que Él lo sepa. Ni un ave muere sin que Él lo conozca. Yo estaba deleitado con estos pensamientos, ¡Dios tiene tanto poder!, estaba sobrecogido por esto.

Nos estábamos acercando rápidamente a California, a mi casa. Y miré y vi mi cuerpo tirado en el suelo y quedé estupefacto. Ése no podía ser yo, ¡yo estoy aquí! ¡Este soy yo! ¿Te has visto a ti mismo dos veces? Y ahí estaba yo tirado, pero ese no era yo realmente. Hay una escritura donde Pablo dice que nuestro cuerpo es sólo una morada (2 Corintios 5:1). Me impresioné, pensé: “Eso es sólo una morada. ¡Eso es nada! ¡Es temporal! ¡Este soy yo realmente! ¡De esto se trata la eternidad, no de esta vida de la que tanto nos preocupamos!” También me golpeó el pensamiento de que nuestra vida es como neblina que se aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece, como dice Santiago 4:14. ¡Cuán corta es esta vida! ¡Es muy corta! ¡Cien años, si es que los vivieras, no son nada! ¡Se van como la neblina!

Y pensé, “¡Tenemos que vivir para Dios! ¡Lo que hagamos aquí, ahora, contará para la eternidad! ¡Tenemos que ser testigos de Jesucristo, tenemos que ir y salvar a los perdidos!”
¿Sabes? Nosotros no debemos preocuparnos por cada pequeña cosa que nos hace sentir cansados y desanimados. ¡Tenemos que salir y predicar el evangelio y la Buena Nueva de salvación! Porque esto va a terminar pronto. 




                         



Vi mi cuerpo tirado allí y pensé que era como cuando sales de tu coche y lo miras. Ese no eres tú; es el coche que te lleva de un lugar a otro. Así me pareció mi cuerpo. Y pensé, ¡Señor, no me dejes, no me dejes. Quiero continuar contigo por un poco más de tiempo! Pero Él se fue y yo me acerqué a mi cuerpo, y algo me jaló hacia él. Como si hubiera sido aspirado por la nariz ó la boca.
Y en esos momentos, cuando Él se fue, volvió todo el temor, tortura y tormento a mi mente. (Juan 4:18 ) “el perfecto amor echa fuera el temor.” Así que yo estuve cerca de ese amor perfecto cuando estaba con Jesús. Y de pronto todo el terror y horror del infierno entraron en mi mente, y no lo podía aguantar. Estaba gritando en total agonía. Nuestro cuerpo no es capaz de soportar esa clase de terror, no puedes resistir esa clase de presión pues él no es suficientemente fuerte. Finalmente, pude comenzar a orar, “Quítalo de mi mente“.

Normalmente tendrías que ir a un tratamiento especial para superar este trauma; pero Dios me lo quitó instantáneamente. Él me dejó el recuerdo, pero sacó el trauma y el terror de mí. ¡Estaba tan agradecido!

Si tú eres una persona que no conoce al Señor; pregúntate: “¿Creo el testimonio del infierno que me da esta persona?” Pero más importante, ¿qué dice la Palabra de Dios acerca del Infierno? Si, a pesar de este testimonio, dices: “No, yo no creo, no creo que el imfierno sea real”, desprecias la Revelación de Dios. No dejes que el diablo te engañe, él se reirá cuando te tenga en su poder, porque has tenido la oportunidad de recibir al Señor y la perdiste. Pero una vez que hayas llegado allí, ya no podrás regresar. No hay absolutamente punto de retorno. Te quedarás ahí para siempre.



Quizás te digas a ti mismo. “Yo soy buena persona. Soy muy buena persona. No merezco ir a ese lugar..” Y quizás seas muy buena persona, comparada con el resto de la gente. Pero no es con los demás con quien debes compararte. Necesitamos compararnos con las Leyes de Dios. Sus Leyes son mucho más exigentes y altas que las nuestras. Su Palabra dice que si mientes una sola vez en toda tu vida, eres un mentiroso. Si robaste una sola cosa en toda tu vida, un lápiz, dos minutos de trabajo, cualquier cosa robada una sola vez en toda tu vida. Eso te hizo un ladrón. Si alguna vez te enojaste sin causa, si no perdonaste a alguien que te ofendió por x-causa, si tuviste deseos de lujuria por alguna mujer, si sólo lo pensaste, cualquiera de estas cosas, si sólo lo hiciste una vez, eso te califica como pecador, y no puedes ir al cielo. Ves como todos hemos caído y no podemos llegar al cielo con nuestras propias fuerzas. 


                          


Por lo que tenemos necesidad de un Salvador. Nosotros no podemos llegar por nuestros méritos. Dios nos ha dado este regalo gratis. Juan 14:6: “Yo soy el camino, la verdad, y la vida. Nadie viene al Padre sino es por mí.” El es el único camino.
Si no conoces al Señor, y nunca le has pedido a Jesús que sea el Señor y Salvador de tu vida hazlo ahora mismo. Ahora es el tiempo, ahora es tu oportunidad, porque no sabes cuanto más tiempo tienes. No sabes si vivirás mañana, y terminarás en ese lugar.


En el infierno, tan sólo el calor es imposible de soportar. Recordamos a los que vimos saltar de las Torres de Nueva York, se tomaron de la mano y se lanzaron. Qué horrible debió ser. Si alguna vez has estado a esas alturas  mirando hacia abajo, saltar al vacío es algo impensable. Pero ellos tenían que enfrentarse al fuego. En solamente cinco segundos se hubieran incinerado y eran como dos mil grados solamente. Los científicos dicen que el centro de la tierra está a doce mil grados. Y tú tendrás que aguantar todo eso por toda la eternidad. Si eliges eso será una necedad absoluta. Ahora es el tiempo….decídete, acepta a Jesús como tu Señor y Salvador.