21 diciembre 2012
El actor Stephen Baldwin
Javier Lozano /ReL
Ser cristiano en Hollywood más que abrir puertas te las
cierra porque es vivir de una manera muy diferente al pensamiento dominante que
se vive en este ambiente. Si no que se lo digan a actores como Jim Caviezel
(representó a Jesús en La Pasión de Cristo) o a Eduardo Verástegui. Esto mismo
le ha ocurrido a Stephen Baldwin, que aseguró en un conocido programa de
televisión que confesar ser un cristiano devoto le destrozado su carrera
cinematográfica.
Este estadounidense, miembro de una familia de actores de la
que cuatro hermanos son actores y/o directores, aseguró en “Good Morning
America” de la NBC que su fe no encaja con la mayoría de ejecutivos en
Hollywood y que su fuertes convicciones, dice, generan “controversia” por lo
que los directores prefieren pasar por alto a este actor y elegir a otro. Así
Baldwin cuenta cómo un director de casting le decía que barajaba su nombre para
algunas películas pero que el resto “sólo le miran como si estuviera loco”. Por
ello, preguntado por si se podía tener éxito en Hollywood y ser cristiano dijo
con franqueza: “No lo parece ahora, ¿verdad?”.
Ante esta situación, Stephen Baldwin, que se convirtió tras
los atentados del 11-S en Nueva York, ha optado por dirigir sus propias
películas en las que la fe tiene un protagonismo fundamental.
Su turbia juventud
Baldwin vivió una juventud llena de excesos y fueron los
brutales atentados los que le hicieron reflexionar realmente sobre la vida.
Además, poco antes de estos sucesos su esposa también había abrazado la fe, lo
que supuso un cúmulo de circunstancias que llevaron a Stephen a seguir a
Jesucristo.
La niñera que cambió la familia
Un hecho culminante se produjo tras su matrimonio con Kenia,
una mujer brasileña. Pronto se quedó embarazada y en Brasil es costumbre
contratar una niñera cuando el bebé está en camino. Así lo hicieron. En la
primera semana de trabajo con la familia Baldwin, esta chica cantaba en
portugués canciones de Jesús. Unos días después su esposa le dijo: “¿Oyes lo
que está cantando? Está cantando acerca de Jesús”. Poco a poco Kenia se fue acercando
a la niñera, que le dijo que no estaba allí sólo para limpiar su casa sino para
anunciar a la familia la palabra de Dios.
Mientras su mujer se iba convirtiendo, Stephen seguía
inmerso en su vida en Hollywood, en un estilo de vida muy diferente. Pero dos
momentos cambiaron su vida.
El 11-S, un punto clave
El primero llegó cuando Kenia le dijo: “cariño, siéntate.
Tengo que hablar contigo. He aceptado esta noche a Cristo como mi Señor y
Salvador”. Asegura Baldwin que entonces vio una “metamorfosis radical hermosa,
algo increíble”. Desde ese momento, su esposa entró en un grupo de oración
evangélico y leía la Biblia durante largos ratos. Además, rezaba mucho. Esto
comenzó a interrogar a su marido.
Estas preguntas que le surgieron se unieron al segundo momento
clave: los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos. “Me asusté mucho”, confiesa y tras el ejemplo
de su mujer se planteó que “tal vez era hora de pensar en la fe”. Así comenzó
su camino hacia Jesús. Un mes después de los atentados ya comenzó su camino.
Años después de esto tiene una fe convencida a pesar de las consecuencias que
esto ha tenido en su trabajo. “Creo que
estamos en un momento particular de la historia en el que es la hora de que la
gente vuelva a Jesús”.
Su vida en un reality
Millones de personas han podido observar el cambio de este
actor. De hecho participó en un reality show, un Gran Hermano para famosos, en
el que sorprendió a todos tras hablar todo el tiempo de Dios al resto de
compañeros.
De su participación en aquel programa destaca cómo se quedó
hasta bien entrada la noche con el ex futbolista y actor, Vinnie Jones, al que
le explicó la Biblia y junto al que rezó de rodillas al final de la noche, lo
que generó gran controversia entre el resto de concursantes.
Su faceta de padre
La fe que ha alimentado durante años a Stephen Baldwin
también se ha manifestado en la educación de sus dos hijos. Asegura que es
importante hablar a los niños del día a día y no rehuir temas incómodos como el
sexo o las drogas. “Una o dos veces por semana, mi esposa y yo nos sentamos con
los niños para tener una reunión familiar. Hablamos de la vida y las cosas que
sucedieron durante la semana”, asegura.
Tras sus excesos en la juventud considera importante estar
cerca de sus hijos ahora que están en plena adolescencia. “Mis dos niñas son
personas muy, muy fuertes de fe, lo que les ha permitido ser lo que son y tomar
mejores decisiones”. Pero esto no quita que “vivamos en un mundo con demasiados
elementos que pueden afectar a los niños, a través de internet, los medios de
comunicación o las revistas. Por eso para mí es importante estar allí, y con
respeto y cuidado, orientarlas y guiarlas en la dirección correcta”.