Yo os hago dioses


Mis discípulos pueden decir cuán sencilla, dulce, espontánea y total sea mi venida a ellos; cómo les consuela además de rodearles y abismarles en la luz y en esas armonías que son el Cielo venido a ellos.

Ellos pueden decir cómo tras de cada contacto, advierten que su materia va perdiendo peso y adquiere espiritualidad; cómo tras de cada fusión va muriendo la carne cada vez más y voy Yo viviendo en ellos con más y más intensidad. Yo, el Vencedor de la carne, instrumento de Satanás, y por ello vencedor de Satanás.

Ellos os pueden decir qué paz, qué serenidad y equilibrio haya en ellos; y, a la vez, qué inteligencia, qué amor y qué pureza, no humana sino más aún que sobrehumana: Mía, porque Yo vengo a ser ellos y ellos vienen a ser Yo. No existe ya la criatura. Únicamente existo Yo. Ellos son una gota de sangre en mi Corazón. El que vive y reina soy Yo. Yo les hago dioses porque los asimilo a Mí.
Lo que Satanás no da ni puede dar


Jesús a María Valtorta