*EL tarot y los jóvenes


Los jóvenes y la adivinación


Consultar a tarotistas o adivinos es una práctica que se ha puesto de moda entre los jóvenes. Sin embargo, los especialistas advierten que muchas veces este afán de conocer el futuro impide tomar las riendas de la vida.

Es un hecho que la adivinación está de moda. Basta ver en la televisión cómo los psíquicos se han convertido en las nuevas estrellas en programas que obtienen alto rating. Este interés por predecir el futuro a través de distintos métodos como el tarot, la carta astral o las runas es ancestral e intergeneracional. Hoy, por ejemplo, hay muchos adolescentes, sobre todo quienes están próximos a salir del colegio, que buscan distintos métodos de predicción que los ayuden a “elegir” su carrera.
En Chile, los adivinos más comunes son los que ven el tarot. Sin embargo, para los adolescentes una manera simple y económica de acceder a la adivinación es, por ejemplo, verse las manos con las gitanas que lo hacen especialmente durante el verano en las playas. Éstas les cobran sólo mil pesos por predecir el futuro.
La filósofa advierte que los padres deben estar alertas y explicarles a sus hijos la importancia de creer en la libertad y en que todos somos protagonistas de nuestras vidas.
 
Ansias de control y seguridad

Existe un factor psicológico que mueve especialmente a los jóvenes a esa necesidad de “ver” el futuro.
Según Solange Favereau, ello es una forma de obtener el control que no se tiene. “Si a una niña le dicen que va a encontrar pareja, eso le dará seguridad”, dice.

 Agrega que otra de las razones de que estas disciplinas estén en auge, es que hoy el mundo carece de certezas y el piso de las convicciones se ha movido. “Es una sociedad carente de principios universales y donde los valores son cuestionados. A eso hay que sumarle que lo que dice la autoridad, padres y profesores, se objeta. Cuando se mueven los principios o referentes antes aceptados, se hace muy difícil vivir porque éstos son una brújula para la vida. Cuando se pierden hay que aferrarse de algo”, dice Favereau.

Sylvia Campos, psicóloga y terapeuta familiar, agrega que las personas que consultan a adivinos buscan certezas para afrontar una vida, que por definición está llena de incertidumbres, lo que les provoca mucha angustia, y cuando creen que pueden conocer lo que ocurrirá en sus vidas se tranquilizan.
Expresa que esto es parte de la poca tolerancia que tiene mucha gente de no tener el control de su existencia. “Las personas acuden a los adivinos con la fantasía de que les van a dar certidumbres y como la mayoría de ellos funcionan con la probabilidad, eso hace que acierten, la gente confía y vuelva a ir”, dice.
Solange Favreu asegura que si los jóvenes son inmaduros y un adivino les dice que van a fracasar en algo, podrían no hacer nada por salvar esa situación.  Esto se debería a que hoy existe una visión determinista de la vida, como si fuera cíclica y no creemos en la libertad personal.

La filósofa Favereau considera una actitud infantil entregarse a estas actividades, porque implica no querer asumir ni tomar la riendas de la vida. Explica que los adolescentes son muy influenciables y no entienden  que la vida es lo que uno decida hacer con ella, con decisiones puntuales. “Si una persona consulta y le dicen que le irá mal, se desliga de la responsabilidad y eso es más fácil. Pero la realidad es que si fracasa en algo, es porque no tomó las decisiones adecuadas o porque fue poco constante”, explica. HF  
Cuestionamiento de lo religioso

Otra de las razones de por qué estas prácticas están en auge es porque existe un cuestionamiento de las religiones. El psiquiatra francés Tony Annatrella se refirió a este tema durante la Jornada Mundial de la Juventud de Roma, 2003.

“¿Cómo podría ser de otro modo en un mundo que elimina lo religioso? Lo confunden con lo parapsicológico, lo irracional y la magia. Pero sólo se encuentran a sí mismos, sus sensaciones y su imaginación. La espiritualidad que está ahora de moda es aquélla carente de palabras, de reflexiones y de contenido intelectual, o sea, aquélla consistente en muchas corrientes de filosofía y de sabiduría sin Dios”. HF