Trasciende
ahora que una de las consecuencias que traerá la renuncia de Benedicto XVI, es
precisamente la de que a partir del día en que se haga efectiva la renuncia dejará de llevar sus famosos zapatos rojos que, según algunos despistados, eran un
diseño para BXVI de la célebre modista Prada.
Después de todo, los famosos zapatos eran algo más que un capricho de Papa, y respondían a una tradición que superaba las veleidades de una supuesta vati-moda impuesta por Benedicto XVI.
Después de todo, los famosos zapatos eran algo más que un capricho de Papa, y respondían a una tradición que superaba las veleidades de una supuesta vati-moda impuesta por Benedicto XVI.
¿De dónde procede, pues, dicha
tradición de portar el Santo Padre zapatos de color rojo?
Stefano
Sanchirico, maestro de ceremonias pontificio, en certero artículo publicado en
L’Osservatore Romano sobre la indumentaria papal, recoge el testimonio del
antiguo canonista Guglielmo Durando (1237-1296) quien explica algo que, por
otro lado, tampoco era tan difícil de imaginar, a saber, que “el rojo [de la
vestimenta pontificia] simboliza la sangre de Cristo [ya que] el Papa
representa de hecho la persona de Cristo”.
Recoge Stefano Sanchirico el testimonio de Monseñor Landucci, sacristán
pontificio del s. XVII, quién en la nómina de aparejos del Sumo Pontífice, cita
ya entonces “dos pares de zapatos rojos”, -donde llama la atención la escasez
del inventario, apenas dos-, si bien hechos de unos materiales que uno no
imaginaría hoy día en los pies de nadie, por muy papales que fueran: “uno de
paño de lana y el otro de terciopelo”, probablemente para cotidiano y para
gala, o lo que se me antoja más probable, para invierno (lana) y para verano (seda del terciopelo).
Encontrar
retratos papales antiguos donde los pontífices exhiban los zapatos no es fácil,
pues generalmente, éstos quedan debajo de la túnica o “alba”. Pero existen por
lo menos cuatro, los de Pablo III (1534-1549), retratado por Tiziano, Pío VII
(1800-1823), Gregorio XVI (1831-1846), y Pío IX (1846-1878), en todos los
cuales, como pueden Vds. comprobar fácilmente, el papa en cuestión calza
zapatos rojos.
Lo cierto
es que la costumbre de portarlos había decaído entre los últimos papas, Pablo
VI, Juan Pablo II, razón por la cual, volver a ver los pies papales calzados en
rojo llamó la atención de la prensa mundial, convirtiendo en noticia lo que en
realidad no era noticia sino historia. Y en cualquier caso, nunca decayó tanto
como para que no fueran enterrados siempre los papas con calzado encarnado,
algo que, como puede comprobar también Vd. en las fotografías que traemos a
colación, no ha dejado de ser así ni aún en los tiempos más modernos ni con los
últimos papas.
Luis Antequera
Luis Antequera