Sin
deseos de comer no aprovecha lo que se ingiere, porque para que el
alimento aproveche al organismo, se debe comer con apetito y no con
náuseas. Yo, Jesús, os hablo.
Hijos Míos apóstoles, debéis de acercaros más a Mí en la oración porque muchos de vosotros queréis hacer apostolado y no acertáis, porque
queréis dar el alimento espiritual a las almas a la fuerza, y cuando un
alma no está en las debidas disposiciones para recibir el alimento
espiritual que es Mi Palabra, o son los rezos, los
mensajes, las reuniones, entonces no solo no le aprovecha, sino que a
veces incluso puede ser hasta contraproducente. Yo, Jesús, os hablo.
Hijos
Míos, para hablar de Mí a las almas que Me rechazan, debéis invocar a
Mi Santo Espíritu para que sea El quien predisponga al alma a la
recepción de las cosas santas. Es lo mismo que la tierra, si no está
preparada para la siembra, la semilla cae en vano, porque la tierra por no estar preparada no fecunda. Yo apruebo que
queráis hacer apostolado y queráis ayudar a las almas, pero para que
vuestro apostolado sea fecundo y efectivo, debéis orar, y así, en la
oración recibiréis luces para saber como debéis de actuar, esto también
va para los sacerdotes, que a veces, sus deseos de evangelizar, les lleva a desaciertos y a espantar a las almas.
Hijos Míos, si en una fábrica los obreros hicieran las cosas a su libre albedrío esa empresa sería
un caos sin organización. Así lo mismo sucede con vosotros apóstoles
que no sabéis como evangelizar. Venid a Mí y consultadme en la oración y
veréis como contando Conmigo encontráis la respuesta a vuestros deseos
de evangelizar, porque no se trata de decir o de dar las cosas
espirituales a la fuerza, sino de tener el momento adecuado para
hacerlo.
Un funeral puede ser el momento adecuado -aunque no siempre- un
fracaso matrimonial, la pérdida de un empleo, a veces esas situaciones
dramáticas de las personas hacen
que se vuelvan a Dios y comprendan lo efímera que es la vida, porque
cuando hay buenos sentimientos, el dolor puede hacer que el alma Me
busque y ya no Me deje, cuando hay egoísmo sucede al revés, que Me atacan y me dan de lado culpándome del sufrimiento que padecen. Yo, Jesús, os hablo.
Yo
padecí por vosotros grandes amarguras, las acepté voluntariamente para
salvaros, lo único que Me duele es que a muchas almas no aprovecharan
Mis amarguras, que fueron tan grandes como lo es Mi amor.
Así pues,
hijos Míos, tomad nota de esta enseñanza y ponedla en práctica y no os
olvidéis que Soy Yo quien moviliza a las almas y no vosotros. Por eso,
debéis acudir a Mí en la oración e invocar a Mi Santo Espíritu cada vez
que vayáis a hacer algo espiritual o de apostolado, incluso cada vez que
visitéis a los enfermos, porque Mi Santo Espíritu puede poner en
vuestras bocas las palabras adecuadas, para consolarlos o para
reconvertirlos.
Yo, Jesús os hablo y os instruyo. Recibid Mi Divina paz y
el amor de Mi Santa Madre y Mío.
Del libro Dadme de beber
Oct 2009