*Mensaje a las almas consagradas




Mensajes del 14 y 20 enero 1983. San Lorenzo del Escorial, Madrid, a Amparo Cuevas
 
LA VIRGEN:

¡Qué ingratos, hija mía! Quiero que hagas cada día más sacrificios. Quiero que tu sufrimiento sirva para cambiar la Humanidad. Mira mi Corazón; está dolorido por la ingratitud de los hombres.

Habla con los humanos. El Castigo está muy cerca. Diles que cambien sus vidas, que el tiempo está muy cerca. Bajará mi Hijo en una nube blanca rodeado de ángeles. Que cumplan con los mandamientos de la Ley de Dios. Diles que Dios Padre es misericordioso, pero también muy severo. 

¡Cuántos hijos han venido heridos de su alma y se han marchado curados con mi gracia, hijos míos!

Mira, hija mía, como está mi Corazón, hija mía; quita una sola espina de un alma consagrada... No toques más, hija mía, no toques más, estas espinas son de mis almas consagradas. Hija mía, los dejé, hija mía, como pastores de mi Iglesia y ¿qué han hecho de mi Iglesia? Casa de ladrones y de pecado.


LA VIRGEN:

Vendrán grandes calamidades sobre la Humanidad. Grandes terremotos; ciudades enteras quedarán destruidas. ¡Qué pena de almas! Muchos pastores de la Iglesia se han hecho asalariados. ¡Qué pena de almas! ¡Están al borde del abismo! Pagarán por todas las almas que arrastran al abismo. Hacen de la Iglesia guarida de ladrones y de pecado.

¡Cuántos anticristos hay entre los humanos, que quieren apoderarse de las almas!
Muchos sacerdotes, por su mala vida, por su falta de piedad, arrastran muchas almas diariamente al fondo del abismo. Que hagan oración; que no se abandonen; que se arrepientan. Que los quiero a todos, que todos son mis hijos, ¡que cambien sus vidas! 

¡Cuánto me agradó la vida de santa Teresa!: sus oraciones constantes y su penitencia para la salvación de las almas. Pocos conventos viven la propia regla.

 Hay conventos que ofenden a Dios y viven en relajación. Algunos conventos no son casa de oración, sino casa de recreo. ¿Qué han hecho de sus reglas?