*¿Por qué comulgar en la boca?

1 Porque la comunión en la boca significa la reverencia de los fieles cristianos hacia la Eucaristía. (1277- Memoriali Domini).


2 Porque de esta forma se asegura más eficazmente que la Sagrada Comunión sea distribuida con la reverencia, el decoro y la dignidad que le son debidas de modo que se aparte todo peligro de profanar las especies eucarísticas. (1278 -Memoriali Domini).


3 Porque la comunión en la mano se presta más a la alteración de la recta doctrina. Dice Pablo VI en su ya mencionada carta a los Obispos: “El pueblo mal preparado y poco instruido recibiendo el pan eucarístico en la mano ¿no terminará por equipararlo al pan ordinario o al pan simplemente bendito?


Con lo cual la Doctrina Católica corre el peligro de “Protestantizarse”.


4 Porque quien comulga en la mano lo hace por la aplicación de un Indulto, es decir de una excepción a Ley Universal de la Iglesia; rechazando la vehemente exhortación de Pablo VI quien mandó someterse diligentemente a dicha Ley, por él confirmada y todavía vigente. (1281- Memoriali Domini)


5 Porque: “Quien comulga en la boca, sigue puntualmente no sólo la tradición recibida, sino la voluntad expresa de los últimos Papas y evita así ponerse en ocasión de pecado al dejar caer por negligencia fragmentos que son el Cuerpo de Cristo. El Papa no acepta el uso de la comunión en la mano, pero da la posibilidad de disentir; quienes no lo siguen, obran legalmente pero contra la voluntad del Sumo Pontífice “. (CM Pag. 133).


6 Porque, preguntada la Congregación para el Culto Divino, “...si en las diócesis donde es posible distribuir la Comunión en la mano de los fieles, puede el Sacerdote obligar a los que se acercan a comulgar a recibir la Comunión en la mano y no en la boca”.

Responde lo siguiente: “Aquellos que obligan a los que se acercan a comulgar a recibir la Santa Comunión únicamente en la mano, obran contra la regla”.


Y finaliza diciendo: Que todo el mundo recuerde, en todo caso, que la tradición secular es recibir la Hostia sobre la lengua. Que el Sacerdote celebrante, si existe peligro de sacrilegio, no distribuya la comunión en la mano de los fieles y que les informe las razones por las cuales actúa así”. (Boletín Oficial – Abril de 1999).


Advertencia


Así como, de entre todos los sagrados misterios que el Señor nuestro Salvador nos encomendó como instrumentos certísimos de la Divina Gracia no hay ninguno que pueda compararse con el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, así también no ha de temerse de Dios castigo más grave de pecado alguno que, si cosa tan llena de toda santidad o, mejor dicho, que contiene al Autor mismo y fuente de la santidad, no es tratada santa y religiosamente por los fieles” 

(Catecismo Romano del Concilio de Trento, Parte II, cap. 4.)