María Valtorta |
Yo amo a las almas
¿Te
das cuenta de la trágica situación de muchos sacerdotes míos que están
caminando a grandes pasos hacia la condenación eterna de su alma? ¿Puede
haber sobre la tierra tragedia más grande, más horrible que ésta?
¿Puede
haber engaño más diabólico que el que se ha difundido en nuestros
tiempos, por pseudo - maestros afirmando que el Infierno no existe y que
la Misericordia divina no podría permitir jamás la condenación eterna
de un alma? Estos propaladores de herejías y errores quisieran anulada
la Justicia divina, mientras deberían saber que en Mí, Misericordia y
Justicia son indivisibles, porque en Mí son la misma única cosa.
Hijo mío, Yo soy la luñ que ha venido a este mundo. La luz resplandece en las tinieblas, pero las tinieblas no la han acogido.
Yo
amo a las almas. Quiero la salvación de las almas; para esto he venido,
pero tengo necesidad de vosotros, de vuestra colaboración.
Vosotros sois mis miembros, y todos los miembros tienden al mismo único fin.
Yo tengo necesidad de vosotros, para que se cumpla en su plenitud el Misterio de la salvación.
Según
mi ejemplo, según el ejemplo de mi Madre Santísima, de los mártires, de
los santos, debéis abrazar generosamente vuestra cruz y seguirme. Si la
cruz os parece pesada, vosotros sabéis que Yo estoy en vosotros para
aliviar el peso.
Hijo,
te he dicho y te lo repito: éste es un deber de justicia y de caridad;
nadie se puede sustraer de él, mucho menos mis ministros.
No
temas, estoy Yo para conducirte. Ve hacia adelante, no retrocedas y no
te preocupes. Han rechañado mi Evangelio, han distorsionado mi verdad,
no han creído a las almas víctimas, a las que he hablado. En sus
palabras he puesto el sello de mi gracia; han resistido a todo.
He
dictado a María Valtorta, alma víctima, una obra maravillosa. Yo soy el
autor de esta obra. Tú mismo te has dado cuenta de las rabiosas
reacciones de Satanás.
Tú
has comprobado la resistencia que muchos sacerdotes oponen a esta obra
que si fuera, no digo leída, sino estudiada y meditada llevaría un bien
grandísimo a muchas almas. Ella es fuente de seria y sólida cultura.
Pero
frente a esta obra, a la que está reservado un gran éxito en la Iglesia
renovada, se prefiere la basura de tantas revistas y de libros de
presuntuosos teólogos.
Te bendigo como siempre. Ámame mucho.
Jesús al sacerdote Ottavio Michelini. 1975
Jesús al sacerdote Ottavio Michelini. 1975