*Vidente de Medjugorje: somos elegidos para cosas diferentes

KrizevacEntrevista  exclusiva concedida por Mirjana al portal de noticias Acqua&Sapone

















 
Una tarde, yendo a la iglesia para acudir a Misa, vi un sitio libre en un banco, donde estaban sentados unos peregrinos italianos. Todos empezaron a gritarme: “Levántate, este banco es nuestro, hemos venido antes, cómo te atreves”. Todos a la vez. Y me levanté enseguida, en ése momento, vino una señora que formaba parte del grupo y me reconoció. Cuando ella les dijo que yo era una de las videntes, ¡me ofrecieron todo el banco! Pero, ¿qué hubiera pasado si yo fuera una no creyente, que entraba por primera vez en una iglesia católica?, ¿qué hubiera pasado si yo fuera no creyente y hubiera sentido la necesidad de entrar done los que creen dicen que está el Amor de Dios y resulta que me trataran de este modo?, ¿querría entrar otra vez en una iglesia católica?, ¿de quién será la responsabilidad?
 
La importancia de la Misa
Cuando éramos niños, al inicio de las apariciones, una vez la Virgen nos dijo: “Si un día deben escoger entre verme a mí, tener las apariciones o ir a Misa… siempre deben ir a Misa, porque en ella mi Hijo está con vosotros”. Durante estos años de las apariciones, la Virgen no nos ha dicho nunca: “recen y yo les daré”, Ella siempre dice “Recen para que pueda interceder por ustedes ante mi Hijo”. Jesús siempre está en el primer lugar.
 
Cada uno tiene su propia Cruz 
Muchos peregrinos cuando vienen aquí piensan que nosotros, los videntes, somos privilegiados y que basta con pedirnos algo por que Dios nos escuchará más a nosotros que a los demás. Algunos incluso creen, que basta con tocarnos.
 
Esta actitud es errónea, ya que para la Virgen, como para una madre, no hay hijos privilegiados. Para Ella todos somos hijos suyos y Ella nos elige para cosas diferentes. A través nuestro (los videntes) damos los mensajes, pero la Virgen nos ha elegido a cada uno de nosotros.
En nuestra casa todos los días teníamos la presencia continua de los policías. Nunca sabíamos cuando venían y esto es lo que nos hacían: venían cada día y destruían todo a su paso. Me llevaban con ellos cuando yo sólo tenía 15 años y nunca sabía si me devolverían o no.
Yo pensaba: “La Virgen me ayudará, Ella me dirá algunas palabras”. Pero Ella no me decía nada al respecto. Cuando tenía las apariciones no me decía nada ni de mí ni de mi situación, y yo me sentía realmente sola. Después, con la oración, comprendí que para la Virgen no hay privilegiados. Si estás mal, si tienes una cruz, lo que debes hacer es agarrar el rosario, rezar y en seguida verás que Dios no te deja solo. Cuando logré entenderlo, pude soportar todo lo que nos hacían mucho mejor y con más fuerza.
Fuente: Acqua&Sapone
Traducción del inglés a cargo del equipo de http://www.virgendemedjugorje.org/