La canción que le dedicó en 1978 no es de las más conocidas
del cantautor armenio, pero sí de las más personales.
27 mayo 2013 Carmelo López-Arias / ReL
Charles Aznavour ha cumplido esta semana los 89 años,
prácticamente al tiempo que fallecía Georges Moustaqui. Desaparecidos hace años
Charles Trenet o Gilbert Becaud, el cantante de origen armenio queda como la
gran voz viva de toda una época de la canción francesa. Y que no cesa de dar
salida a su inagotable inquietud artística: hace días desgranaba su repertorio
en el Chevrolet Hall de Pernambuco (Brasil), acaba de escribir un espectáculo
para Liza Minneli, en agosto hará una gira por Canadá...
Es de los pocos cantautores que pueden presumir de haber
inscrito media docena de canciones como referencia cultural de su tiempo, y
como principal de ellas, por supuesto, y en todos los idiomas y países, Que
c´est triste Venise [Venecia sin ti].
Cristiano de nacimiento y fe, un tema menos conocido de
Aznavour es el que consagró a la Virgen María, y que grabó en 1978 con letra
suya y música de Georges Garvarentz (1932-1993), armenio como él además de
cuñado suyo, y autor de algunas de sus obras maestras, como Et pourtant.
La devoción mariana de los armenios es parte de su cultura
nacional, y Aznavour nunca renunció a sus raíces. Consagró al genocidio de su
pueblo a manos turcas a partir de 1915 su tema Ils sont tombés [Cayeron], cuya
letra recuerda que, "mutilados, masacrados, los ojos abiertos de espanto /
cayeron invocando a su Dios / en el atrio de su iglesia o a sus puertas",
y confiesa: "Yo pertenezco a ese pueblo que duerme sin sepultura, / que
prefirió morir antes que abdicar de su fe".
La letra de Ave María, que así se llama su canción mariana
(ver abajo el vídeo) es pura mariología:
Ave María,
Ave María,
los que sufren acuden a ti.
Tú, que tanto has sufrido,
comprendes sus miserias
y las compartes.
¡María valerosa!
Ave María,
Ave María,
los que lloran son tus hijos,
tú, que diste el tuyo
para lavar a los hombres
de sus impurezas.
¡María la pura!
Ave María,
Ave María,
quienes dudan están a oscuras.
¡María,
ilumina su camino
y tómales de la mano!
Ave María,
Ave María,
Ave María.
Amén