*Escándalo en Génova

Desafortunado día del cardenal Bagnasco


 
En Génova acaba de morir un cura trabucaire modelo de lo que no debe ser un sacerdote. La que se armaría en España si un sacerdote cantara el Cara al Sol, más bien dirigiera el cántico del himno falangista, en repetidas ocasiones, incluso como final de sus misas, y con espectacular entusiasmo. Y Falange se decía católica. Pues a éste le ha dado por el Bella ciao, himno de los partisanos italianos, en buena parte comunistas.

Lo podéis ver aquí:


http://www.youtube.com/watch?v=ikVjj8aBtVA


Al fin y al cabo en un salón


Y aquí:


https://www.youtube.com/watch?v=_5koRYLKUbk


Donde como conclusión de una misa ya es más extraño todavía.
El arzobispo de Génova decidió presidir el funeral por este sacerdote de su presbiterio y supongo que estará arrepentidísimo de su decisión. Porque hoy está en toda la prensa italiana y parte de la del extranjero. Y no en buen lugar.

 
Al funeral acudieron los amigos de Gallo, en buena parte homosexuales, prostitutas, transexuales, comunistas… Pueden ahorrarse los comentaristas de siempre el recordarme a Jesús. Conozco la historia perfectamente. Y hay una notable diferencia entre Gallo y Cristo. Éste les decía: no peques más. Gallo sostenía todas su reivindicaciones y conductas. No era precisamente Santa María Micaela.

 
En la misa, un conocido transexual italiano, comunista notorio y activista reconocido de los de esa condición, que responde al significativo nombre de Vladimir Luxuria, creo que realizó una de las lecturas, por lo que el arzobispo tuvo que darse cuenta de quién era, y luego se acercó a comulgar de manos del arzobispo que le dio la comunión. Momento que los fotógrafos presentes inmortalizaron y que ya está en muchos medios.

 
No hay ningún motivo para negar la comunión a un transexual. El ministro de la comunión debe suponer que si se acerca a recibir el Cuerpo de Cristo lo hace en las debidas condiciones. Pero esa regla general quiebra cuando se trata de persona que públicamente hace gala de su oposición notoria y permanente a la moral de la Iglesia. Y eso es lo que ocurrió con el cardenal Bagnasco.

 
Que ahora se ve instrumentalizado incluso como favorable a un cambio eclesial que está muy lejos de sus posiciones. El mismo Vladimir Luxuria, que está viviendo gozoso un protagonismo que ni podía soñar, ha dejado en peor lugar al cardenal al declarar que no comulgaba desde los diecisiete años y que si lo había hecho ahora era en homenaje a su amigo el cura fallecido. Y que se alegraba mucho de que la Iglesia se estuviera abriendo a estas situaciones.
 

Ante hechos como estos se entiende la renuencia del Papa Francisco a administrar la comunión en sus misas. Acaba de hacerlo pero con unos niños de primera comunión donde no cabía que se le colara ningún o ninguna Luxuria.
Supongo que el cardenal Bagnasco habrá aprendido la lección y que en adelante se pensará más los sitios a los que acuda.




  ¿Qué debió haber hecho el cardenal Bagnasco en mi opinión? ¿Ante comulgante tan significado por su oposición a la moral de la Iglesia? Opinión mía que  por supuesto queda supeditada a lo que la Iglesia diga. Pues suspender la comunión, preguntar al comulgante discretamente si había hecho una confesión reciente y, en caso de respuesta afirmativa, darle la comunión. Si hubiera habido engaño, el ministro no puede saberlo. Y debe proceder como si lo dicho fuera verdadero. Pero habría quedado constancia pública de su vacilación. En Génova no la hubo.
Sigo pensando que Bagnasco es un buen arzobispo. Pero en este caso no estuvo como debía. Siempre en mi opinión.  

Blog: La Cigüeña de la Torre