*De atea y lesbiana a madre de 6 hijos



Esta es la historia de una atea feminista lesbiana militante:  

"He sido atea durante tanto tiempo como puedo recordar", dijo Brigitte Bedard, una periodista de 41 años ante una multitud de 200 personas asistentes a una conferencia en Quebec.

Bedard tuvo la infancia típica de los nacidos en una familia no religiosa, fue a la Universidad de Québec en Montreal, ambiente notoriamente de izquierda, donde estudió literatura: "Llené mi mente con toda la literatura del feminismo radical, me lo tragué todo»
También inició una serie de relaciones heterosexuales, que terminaron mal.
"Impulsada por todo lo que leía, me puse a pensar que, como todas mis relaciones heterosexuales eran un desastre, tendría que ser una lesbiana." Entonces comenzó a relacionarse con mujeres, y parecía que finalmente todo estaba en su lugar: "Fue realmente un muy buen momento, en cierto sentido. Yo estaba siempre con un gran grupo de chicas, navegando a través de la ciudad, fumábamos cigarrillos como si no hubiera mañana. También era muy activa sexualmente. "Pero a pesar de la diversión excitante y las fuertes emociones debido al estilo de vida transgresor, se sentía más y más, sin identidad: "Estaba en una ruina mental. Sentí que estaba perdiendo el control, me aferré a la apariencia divertida, pero por dentro era profundamente infeliz" 
El asunto se precipitó cuando, inexplicablemente, se echó a llorar y gritar en su apartamento vacío en un barrio de moda de Montreal a las 3 am, implorando a Dios que se la llevase. "una atea feminista lesbiana militante tirada en el suelo de su casa llorando,
rogando la ayuda de Dios". "Yo tenía  una necesidad desesperada de ayuda." 

Así comenzó a buscar ayuda, fue a un muchas clínicas médicas, para encontrar solución a su ansiedad. 
Dejó de fumar: "me vi obligada de repente a enfrentar la vida sin ningún tipo de protección o amortiguamiento.” 

 
Un conocido le habló de los monjes de la abadía famosa de Saint-Benoît, en Saint-Benoît-du-Lac, Quebec. Esto cuenta sobre el caso: 

"Fui al monasterio armada con todo el desprecio y el odio a la Iglesia patriarcal, acumulado durante los años de estudio del feminismo radical. Para las feministas radicales, la Iglesia es, básicamente, el enemigo número uno." 
En el monasterio un monje, le hablaba 2 veces al día. "Durante 3 días seguidos, 2 horas al día, lo acosé, grité, casi echando espuma por la boca delante de éste monje, vomité todos los insultos, los cliché, cada pensamiento sucio que me venía a la mente sobre el cristianismo. Estaba tan enojada, tan herida y enojada, y mandé todo esto contra el monje, que nunca dijo una palabra en todo ese tiempo, pero me miraba apenas, sacudiendo la cabeza. Entonces, al final de esos tres días, ocurrió algo que cambió su vida para siempre. 

Sucedió al tercer día. Estábamos a punto de concluir una vez más nuestra "conversación". Entre una pausa y otra de mis gritos, el monje me miró y dijo, "Tú no tienes absolutamente ni idea de lo mucho que Dios te ama. Te hizo de la nada, te conoce, tú eres su hija. Así que no te avergüences, deja que todo salga. Dale todo, dale tu vida a Él... Él te ama tanto." 

Estas sencillas palabras, acompañada de la mirada amorosa, de repente permitieron una nueva mirada, una apertura, y poco a poco Brigitte nació a un nuevo concepto de sí misma. Así comenzó una nueva vida de fe y de acercamiento al cristianismo. Encontró trabajo como periodista y ahora está casada y tiene 6 hijos.