*¡Despertad, padres de familia! (Jesús)

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo, Agosto 12/2004 

Hijos míos: que la caridad comience por vuestro hogar; sed pastores del rebaño que he puesto en vuestros hogares. Vosotros sois padres de familia, los pastores del hogar; dad buenos ejemplos a vuestros hijos.

“Esposos amad a vuestras esposas. “Esposas amad a vuestros esposos”. Dad buen ejemplo a vuestros retoños; que vuestros hogares sean remansos de paz y fortines de oración. 

Enseñadle a vuestros hijos el respeto, la obediencia y las buenas costumbres morales y sociales para que den fruto para el cielo y no abrojos para el infierno.
Preocupaos padres de familia por la crianza de vuestros hijos; acordaos que es en el hogar donde se deben cimentar las bases del amor, del diálogo, del respeto y sobre todo de la obediencia.

Construid hogares donde el respeto a Dios y a los hombres sea la comunicación espiritual de vuestros hijos. Enseñadles a vuestros hijos a amar a Dios y a cumplir sus preceptos para que vuestros hijos, que son vuestro fruto, sean cosecha agradable a los ojos de vuestro Padre Celestial. No olvidéis que un árbol bueno, da frutos buenos, más un árbol malo da frutos malos. “De lo que rebosa el corazón habla la boca”.

Vosotros, padres de familia, sois responsables ante Mí por la educación moral y espiritual de vuestros hijos. No sigáis siendo “perros mudos”.

Tomad las riendas de vuestra familia, porque la caridad debe comenzar por casa. ¡No seáis hipócritas! No os comportéis como fariseos, que se preocupaban por la letra menuda y olvidaban lo más importante: “la práctica y el ejemplo”.

No impongáis demasiadas cargas a vuestros hijos. No seáis “luz de la calle y oscuridad de vuestros hogares”. Que vuestra conducta, sea intachable y vuestro consejo sea camino que guié vuestro hogar hacia la plenitud y el conocimiento de Dios.

Preocupaos por vuestras familias que se están perdiendo por la falta de amor, compresión, diálogo y ante todo por la falta de cumplimiento de los preceptos Divinos. Hogares donde Yo no habito son hogares destruidos; son niños abandonados, son semillas, que mas tarde darán malos frutos.
Porque el hogar es “la primera sociedad creada por Dios”, y si el hogar está manchado por el pecado de los padres, por su desobediencia, por su egoísmo, por su falta de amor y caridad ¿entonces que se puede esperar mañana de los hogares de vuestros hijos? la mancha de pecado, es el común hoy de tantos hogares.

Mis pequeñas ovejas se están perdiendo, porque los pastores del hogar se olvidaron de amar, perdonar, escuchar y corregir. Muchos Hogares van a la deriva por la falta de compromiso y de entrega y ante todo por la falta de Dios.

Si el Espíritu de Dios se aparta de vosotros y de vuestros hogares, es el espíritu de mi adversario el que tomará las riendas de vuestra familia; y ese sólo viene a destruir y a crear el caos, y lo más triste, a apartarlos de mí y de mí amor y misericordia. Pues ese no es Pastor, sino lobo y al lobo no le interesan las ovejas sino para dispersadas y destruirlas.
Volved pues vuestros ojos a vuestros hogares, padres de familia, para que no lloréis y os lamentéis cuando os llame a pediros cuantas de vuestras familias.

Quiero más diálogo. Quiero más comprensión. Quiero más respeto y ante todo más comunicación con vuestro Padre Celestial y con vuestra Madre María, la cual llora por tanto niño que se le está perdiendo.

Mis pequeños están bajando al abismo por culpa de vuestra alcahuetería. ¡Despertad pues, padres de familia de vuestro letargo! ¡Despertad de vuestro letargo espiritual y moral, para que no lo lamentéis mañana! porque en verdad os digo: “no tendré compasión con vosotros cuando llegue vuestra hora”. 

Que vuestros hogares sean imitación del hogar de “Nazaret”, donde el amor, el cariño y la obediencia de mis padres terrenos fue la luz donde brillo la esperanza. Su ejemplo debe ser la guía de todos los hogares.

“Padres amad a vuestros hijos”, “Hijos amad a vuestros padres y respetadlos”. Para que renazcan sociedades más justas y dignas a los ojos de vuestro Padre Celestial, que la caridad pues hijos míos comience por casa. Os ama vuestro Maestro y Pastor.