28 de junio de 2013 ReL
Cora Evans, la mormona que se convirtió al
catolicismo y podría ser beatificada. Promovió la «humanidad mística» de Cristo.
Su marido, sus dos hijos y numerosos
familiares y amigos la siguieron en su camino hacia la Iglesia.
Curiosamente, el 29 de marzo, cuando las
primarias republicanas empezaban a revelar a Romney como el candidato con
mejores expectativas a la nominación (que le disputó hasta el final el católico
Rick Santorum), la Congregación para las Causas de los Santos remitía una carta
al obispo de Monterrey (California), Richard García, autorizando la apertura de
una investigación para determinar las virtudes heroicas de Cora Evans, una
mormona conversa al catolicismo en 1935 y que aseguró haber tenido en 1946 una
visión en la que Jesús la impulsó a difundir la devoción a su "humanidad
mística".
Diez años de búsqueda
Cora nació en 1904 y murió en 1957. Había
rechazado el mormonismo en 1924 justo al casarse con su marido y descubrir los
rituales secretos del matrimonio mormón en el templo de Salt Lake City, capital
de Utah. En ese momento le decepcionaron las enseñanzas sobre Dios de su comunidad,
y emprendió una búsqueda de la verdadera religión que duró diez años, y donde
al principio no contaba el catolicismo, por el que sentía una gran aversión.
Cora Evans. Pero el momento clave llegó el 9
de diciembre de 1934. Aquel día el dial de su radio se encontraba sobre una
estación católica californiana, y ella estaba en cama, enferma y sin fuerzas
para cambiar de emisora. Lo que oyó por las ondas esa mañana no tenía nada que
ver con lo que le habían enseñado sobre la Iglesia, así que en cuanto se repuso
acudió a la cercana parroquia de San José a informarse.
Fue así como descubrió la verdad que andaba
buscando, y el 20 de marzo de 1935 se bautizó junto con sus dos hijos en Odgen
(Utah). Mack, su marido, lo hizo poco después, y con el paso del tiempo muchos
familiares y amigos mormones la imitaron.
"Cora amaba a los mormones, se
consideraba herencia de ellos. Quería que conociesen a Jesús y comulgasen.
Rezaba mucho por los mormones", afirmó en marzo Mike McDevitt, impulsor de
su causa de beatificación, al diario Catholic San Francisco.
Las visiones
El 24 de diciembre de 1946, Cora Evans recibió
una visión. Jesús se le apareció para pedirle que impulsase la devoción a la
"humanidad mística de Cristo" o "divina inhabitación",
según la cual Cristo está siempre entre nosotros y debemos comportarnos siempre
como si estuviera presente, una espiritualidad muy centrada también en la santa
misa.
El proceso abierto debe ahora determinar la
realidad de esta visión. De ello se encargará el sacerdote Joseph Grimaldi, a
quien monseñor García ha designado como postulador de la causa a nivel
diocesano. Cora dejó abundantes escritos donde relataba sus visiones (aquella
no fue la única, sino que recibió también algunas apariciones de santos). Según
el padre Grimaldi, ya han sido examinados por un teólogo sin encontrar errores,
aunque se realizarán nuevos estudios, como en cualquier proceso de esta
naturaleza.
Según Grimaldi, un canonista con experiencia
que ya participó en la investigación del milagro de canonización del Padre
Damián (San Damián de Molokai), el caso de Cora Evans "parece muy
esperanzador, a pesar de que ella es relativamente desconocida".
"Se la conoce particularmente por su
espiritualidad", continúa Grimaldi: "Podría ser un buen ejemplo de
alguien casado que llevó una vida muy buena y muy santa haciendo las cosas
ordinarias de forma extraordinaria", aunque según los informes también
padeció los estigmas de la Pasión.
Una de las causas de la esperanza de que el
proceso llegue a buen término es que los más de ochenta retiros que ha
predicado McDevitt sobre la "mística humanidad de Cristo" están
siendo, según Grimaldi "muy bien recibidos".