*El Aborto, ofrecimiento de sangre al maligno.

Mensaje de Dios Padre a J.V.

Hijitos Míos, Yo Soy vuestro Padre Dios. Yo Soy el Alfa y la Omega. Yo Soy el Creador y Dueño de todo lo creado y de todo lo que se mueve en los Cielos y en la Tierra. Yo Soy el Dueño de la Vida y de la Muerte.

Hijitos Míos, os he dicho que vuestra necedad y vuestra traición son los que os causan todos los problemas que tenéis a diario en toda la Tierra. Toda buena o toda mala acción realizada en cualquier parte de la Tierra, repercute y afecta a toda la Tierra. Aunque hayáis puesto fronteras y divisiones en la Tierra, todos vosotros vivís en ella, pero en los aires no hay fronteras y todo se afecta cuando obráis mal.
Ahora estáis, nuevamente, padeciendo por la insensatez del hombre por causa de un tema que sale de lo más profundo del infierno, el ABORTO.

Ya os he explicado y habéis sido instruidos por Mí, a través de Mi Hijo y de Mis Profetas por toda la Tierra, lo que es el Don de la Vida. Este es una bendición que Yo, vuestro Padre, concedo a todas las almas que han pedido bajar a la Tierra a servirMe.

Como ya os he dicho, Yo Soy el Dueño de la Vida y de la Muerte y al afectar la vida de un ser humano creado por Mí, Me estáis afectando directamente a Mí y a Mi Obra Redentora. Os apropiáis de algo que no es vuestro, la vida, la cuál ni vuestros grandes científicos la pueden dar.

¿Cuál de vuestros científicos ha podido resucitar a un muerto estando ya en descomposición como lo hizo Mi Hijo Jesucristo? ¿Cuántos vientres maternos, realmente estériles han hecho fecundos vuestros médicos como Mi Hijo los hizo?

Yo Soy el único que puede dar la vida y la puede quitar. Aquél que es Mi enemigo les propuso a vuestros Primeros Padres el ser como dioses y ahora él os propone lo mismo a todos vosotros. Os ha hecho creer que sois dueños de la vida que se puede concebir y que podéis hacer con ella lo que más os convenga, pero esto no es así. El demonio sabiendo que cada alma que se ha encarnado y que forma un nuevo ser desde su concepción, tiene como misión producir AMOR en la Tierra, en sus dominios, y destruir, con su buen ejemplo, el odio, la mentira y el error que él mismo ha sembrado por toda la Tierra. Así que si lo analizáis con humildad y con sabiduría, veréis que vosotros mismos os estáis afectando gravemente al destruir, con los abortos, a almas que llevan una misión salvadora o una misión restauradora o una misión que os va a ayudar a todos vosotros a crecer a todos niveles, a vosotros, vivos y actuantes sobre la Tierra.

Yo como Padre de todo el género humano, al ver las necesidades que vais teniendo para vuestro desarrollo espiritual y humano, voy enviando almas que se encarnan, para haceros la vida más fácil sobre la Tierra, pero por vuestra ceguera y por vuestra estupidez, por haberos dejado engañar por el maligno, quien no quiere este avance en vosotros, os ha llevado a que vosotros mismos asesinéis, por medio del aborto y anticonceptivos, a aquellas almas, hermanas vuestras, que os iban a ayudar a llevar una mejor vida, en el Amor de vuestro Dios, en vuestro Mundo. De esta forma él avance espiritual y humano se ha retrasado muchísimo.

Si vivís como vivís, es porque vosotros mismos estáis afectando a vuestros intereses.
El aborto, como os dije, es una acción demoníaca, es un acto demoníaco y que os volvéis instrumentos del mal. 

El demonio siempre ha querido destruir Mi Obra Creadora y en ella estáis, principalmente, vosotros incluidos. La vida humana es Mi máxima obra en la Creación y el demonio lo sabe, por ello, si observáis detenidamente, en todos los pueblos de la antigüedad, él dejó su huella maléfica al hacerles adorar a la serpiente, la cual lo representa y que les obligaba, a través de sus brujos o médiums, a ofrecerle sacrificios humanos, a beber sangre humana y a comerse el corazón. Todo ello para ir en contra de Mis Leyes y Preceptos, dados desde antiguo. El, al pedir como holocausto a quien Yo había creado para ser el dueño de la creación, hace que el mismo hombre traicione a sus hermanos, asesinándolos y ofreciéndole su sangre al maligno y no solo esto, sino el hombre vendido al mal, traiciona a su Dios, al destruir la vida que Yo os concedo.

La maldad os sigue persiguiendo y vosotros no le ponéis un alto definitivo. La mujer se dice dueña de su cuerpo y lo que en ella habite, pero ya muchas veces os He dicho que no sois dueños, ni de vuestro cuerpo ni de vuestra alma, de lo único de lo que sí podéis decir que sois dueños es del libre albedrío el cual afecta a vuestra voluntad, con la que, o aceptáis Mi Ley u os ponéis en contra de ella.

El alma, que Yo concedo, habita en hombres y mujeres de todo el Mundo y a ella le hacéis crecer con la Vida en la Gracia o la afectáis negativamente con vuestros pecados. Ahora, la nueva vida que se está desarrollando en el vientre materno, es un nuevo ser, completo, es un alma bellísima, en un cuerpecito apenas en desarrollo. Con el aborto, esa nueva vida es aniquilada, porque la madre, que sin ser dueña de su propio ser, se adueña del pequeñito ser de sus entrañas para asesinarlo, para ofrecerlo en holocausto a la serpiente, al volverse instrumento del mal y traicionera a Mi Obra Creadora y Redentora.
Ese ser pequeñito, desde su concepción, es un ser completo, formado de un cuerpo que tiene que desarrollarse con el alimento que su madre le provea y de un alma que se tiene, también, que alimentar de la vida espiritual que le den sus padres.

No importa el tamaño del ser que está habitando el vientre materno, es un ser completo, es un hijo Mío y Me pertenece y lo que hagáis con él, Me afecta y os afecta. El don de la Vida es un don precioso y no tenéis el derecho de privar de ella a ningún alma que ha bajado a servirMe.

Reflexionad hijitos Míos, ya mucho mal ha causado el hombre a Mi Corazón. Reflexionad porque esto ya no puede seguir así. Esas almas que bajaron a servirMe y que vosotros aniquilasteis por vuestro egoísmo y por la falta de amor en vuestro corazón están pidiendo justicia y Mi Justicia pronto ha de llegar.

Reflexionad sobre el momento que NO podréis evitar, el de vuestro juicio particular, cuando, estando frente a Mí, vuestro Dios, se presenten a pedir cuentas aquellas almas a las cuales vosotros asesinasteis, ya fuera por medios anticonceptivos o por el uso franco del aborto, almas a las cuales impedisteis servir a su Dios, a Mí, vuestro Padre.

Tanto las mujeres que abortaron, como sus esposos que lo aceptaron y los médicos y enfermeras o gente entrenada a tal caso, todos sois asesinos de hermanos vuestros e hijos Míos. Sois asesinos de un alma que os pudo haber ayudado y que se lo impedisteis, alma que como única misión era la de llevar Mi Amor a todos vosotros y de ayudar a Mi Hijo a la Redención del género humano.
Os lo vuelvo a recordar, toda buena o mala acción de vosotros, tiene repercusión en todo el Mundo. Si ahora estáis rodeados de tantos males en todas las naciones de la Tierra, es por causa de vuestros pecados y por vuestro olvido de vivir en el AMOR, en el amor de vuestro Dios.

Reflexionad y entended que Yo, vuestro Dios, no puedo dejar que el pecado y el mal se adueñen del mundo y venzan a Mi bien verdadero. Si no ponéis vosotros un “hasta aquí’, cambiando vuestra actuación y, sobre todo, RESPETANDO todo aquello que es Mío, Yo he de ponerlo y entonces, muchas, muchas almas traidoras encontrarán su paga en el fuego eterno. Esto no sucederá si vosotros, con sincera humildad, aceptáis vuestro error y pedís Mi perdón.

Hijas Mías, recordad que la maternidad es una bendición que Yo, vuestro Dios, he concedido a la mujer, pero que no todas gozan dé ella, Aquellas que la usen para hacer Mi Voluntad, grandes bendiciones recibirán en vida y por toda la Eternidad, pero, ¡ay de aquellas que Me la nieguen, pudiendo usarla dentro del sacramento matrimonial, ya sea usando métodos anticonceptivos no permitidos o haciendo uso del aborto, porque su penitencia o su castigo serán muy grandes!

Mi Amor es MUY grande por cada uno de vosotros, pero Mi Santa Justicia es inquebrantable cuando se trata de proteger a las almas inocentes y buenas.
Yo os bendigo en Mi Santo Nombre, en el de Mi Hijo Jesucristo y en el del Amor de Mi Santo Espíritu.