*La gran crisis de la Iglesia se avecina

Cuánto deseo que la humanidad entera sienta la necesidad de visitar el Santísimo
Sacramento;
porción del Cielo en la que habita Jesús. Porción del Cielo poco frecuentado y
visitado. Porción del Cielo muchas veces profanada. 
Cuánto deseo que la humanidad entera no dudara más de Mis Apariciones, de las manifestaciones del Cielo; entended que éste es el tiempo de María y del 
Espíritu Santo. 
Cuánto deseo que la humanidad entera compartiera, al pie de la Cruz, 
los Sufrimientos de Mi Hijo Jesús;
porque son muchos los hombres que hieren Su Sagrado Cuerpo con el pecado. 
Cuánto deseo que la humanidad entera entendiera que la hora de la gran 
prueba ha llegado,porque son muchos los errores que se están difundiendo,
muchos Pastores no están atentos a los lobos vestidos de corderos; lobos que
se hanintroducido en la Iglesia para llevarla a la destrucción. Cuánto deseo
que la humanidad entera rezara por la salvación del mundo; mundo que ha tocado
el fondo de la perdición y de la impiedad extrema. 
Cuánto deseo que la humanidad entera contribuyese al Triunfo de la Divina
Voluntad, viviendo en estado de Gracia, haciendo siempre lo que Jesús os diga.
Cuánto deseo que la humanidad entera encontrase en Mi Inmaculado Corazón,
un Refugio seguro en este tiempo de tribulación y de justicia. Cuánto deseo que la humanidad entera se preparara en oración, ayuno, mortificación y penitencia,
porque la gran crisis de la Iglesia se avecina.
Pronto entrará en la agonía y pasión más dolorosa;pronto será abandonada por
muchos de Mis hijos;
pronto será teñida de rojo por la sangre que derramarán algunos de Mis hijos 
predilectos y algunos laicos fieles a la doctrina predicada por Jesús.
Pronto el Castigo azotará a este mundo pagano, mundo sin ley y sin Dios. 
Pronto la Tierra será purificada por una lluvia de fuego;
Tierra que será completamente renovada para, así, recibir al Rey del 
más alto linaje vestido de resplandor y de gloria. 
Cuánto deseo que estos Mis últimos Mensajes se difundan por todo el
mundo. Es el último llamado angustioso para toda la humanidad. Son las últimas advertencias,para este tiempo de tribulación y de justicia. El tiempo se os acaba,
los dolores de parto ya han comenzado, el hijo de la perdición se prepara 
para tomar la silla de Pedro que dentro de poco estará vacía;
sólo os queda orar y reparar.
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Enero 2010 María Stma a Agustín del Divino Corazón