*La NASA, el aura y la Sagrada Comunión

En su libro Healing through the Mass (Sanando a través de la Misa), el Padre Robert De Grandis S.S.J., relata lo siguiente:
. La N.A.S.A., agencia espacial estadounidense, hizo ciertos experimentos con un tipo de cámar
a especial que podía mostrar los niveles de energía en el cuerpo humano a través de un monitor
. Esta energía muestra una especie de aura que rodea el cuerpo.
El interés de la NASA en dichos experimentos era para investigar los efectos de los viajes
espaciales en los astronautas que entraban en órbita. Cuando llevaron su investigación a un hospital, descubrieron que cuando una persona está agonizando, el aura es cada vez más delgada y desaparece cuando muere
.
Los científicos que llevaron a cabo este experimento se hallaban en una habitación contigua, detrás de un espejo de doble vista. Así, pudieron ver con su cámara que otro hombre ingresó en la habitación y una luz muy brillante salía del bolsillo de su chaqueta. El hombre tomó un objeto de su bolsillo e hizo algo que llenó todo el cuarto de luz, al grado que los investigadores ya no pudieron ver nada más a través de la cámara. 

Entonces corrieron al cuarto para ver qué estaba provocando esa luz. 
Descubrieron que el hombre agonizante estaba recibiendo la Sagrada Comunión de manos
de un sacerdote. Regresaron donde la cámara y vieron que el aura que lo rodeaba se hacía más intensa y brillante. Aunque el científico que dirigía el experimento ya rondaba los cincuenta, decidió convertirse en sacerdote después de haber atestiguado este suceso. 
El hombre agonizante fue fortalecido al recibir a Jesús en la Sagrada Comunión. Y es que
en la Hostia Santa, Jesús es alimento no sólo para el cuerpo, sino también para el alma. De
ahí que el aura del enfermo se agrandara, había recibido el regalo más grande—el regalo del Padre.
Generalmente pasamos por alto que la Presencia Real de Jesucristo en la Eucaristía es un
regalo de Dios. Y quizá también nos hemos acostumbrado a recibirlo en la Santa Misa,
olvidando la grandeza de la Comunión. Sólo Jesús pudo hacer que la cámara de la NASA fuera cegada con Su luz.
Y nosotros podemos recibir la luz de Cristo todos los días (si estamos en estado de gracia). En la Santa Misa, Jesús celebra un banquete para nosotros. Hay tanta energía cuando celebramos con Dios...
El científico de la NASA tuvo el privilegio de descubrir de una manera portentosa que que
había gastado su vida en la ciencia, pero sin Dios. No esperemos a que una desgracia toque a nuestra puerta para descubrir que también nosotros gastamos nuestra vida en
muchos afanes, pero hacemos a un lado el regalo de Dios—Jesucristo real y verdaderamente presente en la Eucaristía.
No perdamos un día más. Celebremos con Dios cada día, asistamos al encuentro con Él
en la Santa Misa.
Entonces nuestra vida tendrá sentido, podremos llevar la luz de Cristo a los demás y ser
emos como Él nos pide en Su Evangelio: luz del mundo.