*El deseo de Dios

Estén alertas, estén alertas. ¡Si supieran cuánto más alarmante es no conocer la causa de sus pecados, no sentir sus pecados y haber perdido el sentido de lo que está bien y de lo que está mal! Resistan a las tácticas del demonio, estén despiertos en sus oraciones, estén en constante oración a Mí, oren sin cesar.


Háganme sentir que tienen un continuo deseo de Mí: una oración constante, una oración que nace de su corazón, es El Deseo de Dios, bienamados Míos. Si desean crecer en Mi Amor, desháganse de su letargo y de sus oraciones de labios afuera. Estar en oración constante es desearme a Mí, su Señor. Traten de comprender Mi Mensaje, deséenme con alegría, deséenme con su corazón y no con sus labios, déjenme escucharlos clamar: ¡Abba! Entonces, vengan a Mí como niños pequeños, otra vez; regresen a Mí y pídanme con su corazón, búsquenme con su corazón; vengan a Mí, ofreciéndome su corazón.

La devoción embellecerá su alma, no se aparten de la Verdad porque la Verdad es Amor, así que vengan a Mí llenos de Amor, tomando de Mi Corazón. Estén en la Verdad, vivan en la Verdad, al desearme sin cesar. Hagan todas estas cosas para que puedan vivir.

En estos últimos días, estoy derramando Mi Espíritu de Gracia sobre toda la humanidad. ¿No se han dado cuenta de que Yo doy incluso a los más pequeños de entre ustedes? Mi Espíritu de Gracia está siendo derramado sobre su generación para enseñarles a amarme. Yo vengo como Recordatorio de Mi Palabra, vengo a iluminar estas Tinieblas con Mi Luz; vengo a advertirlos y a despertarlos de su profundo sueño. No vengo con ira, sino con Amor, Paz y Misericordia, para levantar la mortaja que envuelve sus naciones; vengo a recordarles que Yo soy Santo y que deben vivir en santidad, vengo a recordarles y a enseñarles cómo orar. Yo les he dado todo para elevar su alma hacia Mí y compartir Mi Reino.

Yo vengo a ustedes como un Mendigo, suplicándoles; vengo a ustedes como Sabiduría para enseñarles, nuevamente, el Conocimiento de la Santidad. Con más ardor que nunca, les ofrezco Mi Corazón, con más humildad que nunca Me ofrezco a Mí Mismo, cada día como su Pan cotidiano. Yo les doy Alimento, para que coman hasta que se sacien. Entonces, vengan a Mí, regresen a Mí y alábenme a Mí, su Dios. Yo los bendigo a todos dejando Mi Suspiro de Amor en su frente. El Amor los ama a todos. Sean uno.

Jesús a Vassula Ryden 2.10.89