*San José se aparece en Montserrat



El padre Jerónimo Gracián, confesor de santa Teresa de Jesús, cuenta el caso de un religioso del monasterio de Nuestra Señora de Montserrat, que era muy devoto de san José. Un día, salió a dar un paseo solitario por aquellas montañas y se alejó más de lo normal, extraviándose, perdiendo el camino y desorientándose completamente. Sin saber por dónde ir, se encomendó a san José.

Al poco rato, se encontró con un desconocido que conducía a una señora montada sobre una burrita y llevando en sus brazos un pequeño niño. Después de los saludos previos, les preguntó por dónde debía tomar el camino para llegar al monasterio, a lo que respondió el desconocido:

– Si quiere usted seguirnos, yo se lo enseñaré, porque difícilmente usted lo hallaría, sobre todo, viniéndose encima la noche. No tema, pues conozco bien estos senderos.


Caminaron largo tiempo, hablando de las cosas de Dios, de modo que el corazón del religioso se sentía inflamado de amor de los bienes eternos. Por fin, llegaron a un lugar que el monje conocía. Entonces, los desconocidos se despidieron y el religioso, al darse la vuelta, no los vio más, pues habían desaparecido.

Reflexionando sobre este suceso, cayó en la cuenta de que no podían ser otros que san José con la Virgen y el niño, que habían venido a sacarlo del apuro y conducirlo seguro al monasterio .