Ten confianza con tu Angel
Custodio. – Trátalo como un entrañable amigo –lo es– y él sabrá hacerte
mil servicios en los asuntos ordinarios de cada día.
Camino, 562
La tradición cristiana describe a los Angeles Custodios como a unos
grandes amigos, puestos por Dios al lado de cada hombre, para que le
acompañen en sus caminos. Y por eso nos invita a tratarlos, a acudir a
ellos.
Es Cristo que pasa, 63
Hemos de llenarnos de aliento ya que la gracia del Señor no nos faltará,
porque Dios estará a nuestro lado y enviará a sus Angeles, para que
sean nuestros compañeros de viaje, nuestros prudentes consejeros a lo
largo del camino, nuestros colaboradores en todas nuestras empresas. In
manibus portabunt te, ne forte offendas ad lapidem pedem tuum, sigue el
salmo: los Angeles te llevarán con sus manos, para que tu pie no
tropiece en piedra alguna.
Es Cristo que pasa, 63
Tus comuniones eran muy frías: prestabas poca atención al Señor: con cualquier bagatela te distraías... —Pero, desde que piensas
—en ese íntimo coloquio tuyo con Dios— que están presentes los Angeles,
tu actitud ha cambiado...: “¡que no me vean así!”, te dices...
—Y mira cómo, con la fuerza del “qué dirán” —esta vez, para bien—, has avanzado un poquito hacia el Amor.
Surco, 694
Te pasmas porque tu Angel Custodio te ha hecho servicios patentes. —Y no
debías pasmarte: para eso le colocó el Señor junto a ti.
Camino, 565
Señor, que tus hijos sean como una brasa encendidísima, sin llamaradas
que se vean de lejos. Una brasa que ponga el primer punto de fuego, en
cada corazón que traten...
—Tú harás que ese chispazo se convierta en un incendio: tus Angeles —lo
sé, lo he visto— son muy entendidos en eso de soplar sobre el rescoldo
de los corazones..., y un corazón sin cenizas no puede menos de ser
tuyo.
Forja, 9
San Josemaría Escrivá