*Los 10 hábitos de las madres felices

Los 10 hábitos de las madres felicespor Ana María Gálmez 12 Noviembre 2013



Sólo un breve resumen para un buen libro. Ofrece un concentrado de pura sabiduría y muy buenos consejos para recordarnos que la felicidad y serenidad de nuestros seres queridos se contagia con nuestro equilibrio interior y nuestra alegría. ¡Házte el tiempo para leerlo, de verdad vale la pena!

Tengo que reconocer que me dan alergia los libros de autoayuda y en especial aquellos “tipo receta de cocina” que aseguran que siguiendo una serie de pasos uno consigue el éxito. O los que abordan un concepto tan manoseado como la felicidad, como vendría ser este caso.
Pero Meg Meeker, la autora, es una pediatra, experta en temas de familia y educación y la verdad es que lo que propone es puro y sano SENTIDO COMÚN. Un condimento que en este último tiempo nos escasea a los padres de familia y tal vez especialmente a las madres, a quienes nos dirige este, su último best seller.

Su tesis es que estamos agotadas porque estamos corriendo una carrera desbocada de hiper activismo donde queremos sacarnos un siete en todo lo que hacemos: como madres, dueñas de casa, profesionales top y podría seguir enumerando una larga lista de roles que todos conocemos. Y he aquí la fórmula mágica que nos plantea la autora. Se puede ser una madre feliz, sólo cambiando de hábitos. Y para ello propone 10 áreas.
Como en una columna no podemos abarcar todas sus premisas quiero quedarme con un par de ellos. Porque Meg habla de valorarse como madres, de dejar de competir, de tener una relación sana con el dinero, de dar amor, de vivir en forma sencilla y no crearse necesidades… A mi me quedaron con más fuerza tres aspectos, donde pienso que muchas tenemos nuestro talón de Aquiles.


1. Es fundamental contar con buenas amigas y darse el tiempo para mantenerlas. La mejor terapeuta ante una pena grande, una dificultad o una penuria económica, es una amiga del alma. Tal vez no nos solucionará nada y las cosas seguirán siendo difíciles, pero una buena oreja, alguien que nos haga reír o con quien pasear en silencio es vital en la vida. Como asegura Meg: “Todas las madres necesitamos una amiga que inyecte humor en nuestras vidas, de forma que podamos abrirnos, aunque sea un poquito, lo suficiente para bajar la guardia y dejar que entre la alegría. Y necesitamos alegría”. Recordando palabras de Teresa de Calcuta, asegura que “la pobreza más terrible es la soledad y el sentimiento de no ser querido”.

2. Otra tarea vital es buscar momentos para estar SOLA… “Totalmente sola”. Si bien es cierto que no podemos sobrevivir sin amistades ni familia, el secreto de una vida feliz es combinarla con una cierta dosis de soledad que nos renueve física, mental, afectiva y espiritualmente. Como aclara “pensamos que todos y todo lo que no sea nosotras mismas es prioritario y debe hacerse enseguida. Como resultado nuestra salud se resiente. Nos cambia el humor y nos sentimos más agobiadas de lo que deberíamos.”

3. Y quiero cerrar estas líneas con el capítulo y la importancia que le da a valorar y a practicar la fe. Tal vez lo que más me gustó de este punto -aparte de que coincidamos en su importancia- es que ella, con toda honestidad confiesa que la fe es algo que le cuesta y que todo lo que pasa día a día es un verdadero desafío para su fe: “muchos nos planteamos la existencia de Dios cuando fuimos jóvenes, y eso es bueno. Muchos rehuimos e ignoramos nuestra dimensión espiritual durante años, porque nos hacía sentirnos incómodos. Pero pienso que, cuanto antes nos reencontremos con esa faceta de nuestra vida, nos irá mejor, porque somos en esencia seres espirituales”.