V: Nosotros tenemos un juego
fácil cuando alguien no ha seguido correcta y perfectamente el camino de
Cristo, el camino de la pobreza y de la virtud, el camino de la
oración, de la cruz, de la renuncia y del sacrificio. Si solamente deja
de hacer uno de ellos o lo descuida, intentamos cogerlo por esta parte
débil. Aunque no sea nada más que un hilo de su vestido, ya eso es un
hilo, y con el tiempo podemos envenenar todo su traje (se queja). ¡No
quiero hablar más, no quiero hablar más!
Exorcista: ¡Dinos la verdad, Verdi
Garandieu, en honor de Dios, sobre tu vida, sobre la vida del sacerdote
cómo debe ser! ¡Di la verdad en honor de Dios! ¡En nombre de...!
V: La situación de mi sacerdocio
fue la siguiente: Desde luego yo creía entonces tener la vocación. Tenía
la intención de ser un buen sacerdote. Pero hay que tener en cuenta que
un sacerdote se encuentra en mayor peligro que un laico de ser seducido
por los de ahí abajo (los del infierno). Desde luego, los
laicos también están en peligro, sobre todo si se trata de las más
privilegiadas o se trata de personas que ocupan un cargo importante.
Pero como el sacerdote tiene una consagración muy alta, y por lo tanto
nos puede dañar enormemente a los de ahí abajo (señala hacia abajo), le
atacamos con mayores fuerzas.
Eso también me sucedió a mí (con una voz penosa y desesperada).
Eso también me sucedió a mí (con una voz penosa y desesperada).