*2 milagros eucarísticos

Ettiswyl

El párroco de Ettiswyl, cantón de Lucerna (Suiza), un día de fuertes lluvias llevó el Santo Viático a un enfermo que moraba en el campo. Llegó a un sitio en que el camino estaba convertido en un verdadero pantano, donde tropezó y cayó. En su caída se abrió el portaviático, y la Santa Hostia desapareció entre el barro, sin que pudiese encontrarla. En este trance, exclamó entre sollozos: “¡Señor, tened piedad de mí!  No me levantaré de este lugar hasta que me mostréis donde se encuentra el Santísimo Sacramento...”

En ese momento, del fango brota una plantita terminada en un botón. Ante la sorpresa del sacerdote, crecen planta y botón rápidamente; el botón se abre y se transforma en una hermosa flor de bellos colores y suave perfume, dentro de la cual apareció, brillante e inmaculada, la Sagrada Forma que se había caído, y que, sin duda, habían recogido los ángeles para honrar al que en las Escrituras es llamado "Flor de los campos y Lirio de los valles".
Con alegría recogió el Sacramento tan milagrosamente conservado y siguió su camino hacia la morada del moribundo.

Frómista

En 1452 se incendió el hospital de San Martín de Frómista (Palencia). 
Su mayordomo, Pedro Fernández, pidió dinero prestado para reconstruirlo a un judío de los muchos que poblaban la villa, llamado Matutiel Salomón. 
Al vencer el plazo no pudo pagar el préstamo y el judío le denunció a la justicia eclesiástica, que excomulgó al mayordomo. 
Más tarde, éste obtuvo dinero y pagó al judío, pero no se confesó. 
El mayordomo cayó gravemente enfermo y pidió confesarse con el cura de San Martín, Fernández Pérez de la Monja. 
Después de confesarse pidió comulgar. Cuando el sacerdote le fue a administrar la Comunión, comprobó con asombro que la sagrada Forma estaba fuertemente adherida a la patena y no podía despegarla. 
El sacerdote pidió quedarse a solas con el enfermo y le preguntó si había dejado de confesar algún pecado. 
El mayordomo se acordó entonces de lo que había sucedido con el judío y así se lo explicó al confesor, quien le absolvió y le dio otra Forma para comulgar, porque la del Milagro se quedó allí para ejemplo. 
La patena con la Hostia del milagro fue llevada a la iglesia, donde se conservó incorrupta hasta 1573.
En la casa del mayordomo un mojón lo recuerda todavía. Por eso a esta localidad se la conoce con el sobrenombre de "La Villa del Milagro".