"Hay que hacer muchos sacrificios y mucha penitencia y tenemos que visitar mucho al Santísimo. Pero antes tenemos que ser muy buenos. Y si no lo hacemos vendrá un castigo. Ya se está llenando la copa y si no cambiamos vendrá un castigo".
"Como no se ha cumplido y no se ha hecho conocer al mundo mi Mensaje del 18 de octubre, os diré que éste es el último. Antes la copa se estaba llenando, ahora está rebosando. Los sacerdotes van muchos por el camino de la perdición y con ellos llevan a muchas almas. A la Eucaristía se le da cada vez menos importancia. Debemos evitar la ira de Dios sobre nosotros con nuestros esfuerzos. Si le pedís perdón con vuestras almas sinceras, El os perdonará. Yo vuestra Madre, por intercesión del Ángel San Miguel, os quiero decir que os enmendéis. Ya estáis en los últimos avisos. Os quiero mucho y no quiero vuestra condenación. Pedidnos sinceramente y Nosotros os lo daremos. Debéis sacrificaros más. Pensad en la Pasión de Jesús".
Y ahora, detengámonos un momento para preguntarnos personalmente:
¿he hecho caso a la Virgen? Durante este año, ¿he hecho muchos
sacrificios?, ¿procuro ofrecer al Señor las contrariedades de cada día,
las cosas que me cuestan, las cosas difíciles o imprevistas, que me
hacen sufrir?, ¿he aumentado mi espíritu de penitencia, incrementando mi
oración para pedir perdón a Dios por mis pecados y por los pecados de
todos los hombres?, ¿he visitado a Jesús, en el Sagrario, con más
frecuencia: mucho?, ¿trato de que aumente, cada día más, mi devoción a
la Eucaristía?
"Pero antes, tenemos que ser muy buenos". Nuestra Señora nos pide
lo central, lo que quiere Dios de cada uno de nosotros. El espíritu de
penitencia, el amor a la Cruz, el amor a la Eucaristía, quedarían vacíos
si, antes, no hay un serio empeño por cumplir los Mandamientos de Dios,
por ser hombres mujeres que luchan por evitar todo lo que nos pueda
apartar de Dios (el pecado) y tratan de vivir en gracia. Sin esta
coherencia de fondo, no servirían nuestros actos de piedad y nuestras
prácticas cristianas: "No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en
el Reino de los Cielos".
En el segundo mensaje, la Virgen nos vuelve a insistir en la
necesidad de pedir perdón y pedir ayuda. Y también de sacrificarnos más y
pensar en la Pasión de Jesús.
Ecos de Garabandal