Es importante entender el contexto en el cual
surge este proyecto. En la sociedad española el número de hijos de cada familia
se ha visto reducido considerablemente en las últimas décadas y ya se empiezan
a notar algunas manifestaciones importantes. De las que más les preocupan a
muchos son el envejecimiento de la población, la disminución de una población
laboralmente más activa, lo que afecta considerablemente la economía. Además de
estas expresiones, son aún más preocupantes las que atentan directamente
contra el núcleo de la familia, que es fundamento para cualquier sociedad.
Elementos apostólicos
Me parece pertinente reflexionar acerca de
algunos criterios e ideas que se presentan en la cultura actual y sobre el
hecho del número de hijos que cada familia desea y planea tener. ¿Cuántos
son suficientes? ¿Qué es lo mejor para mí, para nosotros? Son preguntas que toda pareja se formula. Muchas veces en estas opciones intervienen criterios y argumentos que responden
a lo que muchos conocen como una mentalidad anticonceptiva. Es decir, son más
las razones y argumentos que se presentan para evitar o posponer concebir un
hijo que aquellas que llevan a una apertura al don de la vida.
Esta manera de
pensar responde muchas veces a una actitud egocéntrica, más cómoda, más
facilista, en la cual predomina satisfacer los propios intereses o proyectos,
por encima de abrirse a la posibilidad de tener un hijo; puesto que ello
representa un obstáculo para conseguir los propios fines. No es raro que muchas
parejas que se casen aspiren a dedicar muchos años en viajar, estudiar,
realizarse profesionalmente, adquirir los bienes necesarios para recién pensar
en una familia, cuando ya puede ser demasiado tarde.
Quienes piensan así, no recurren
normalmente a los medios naturales para posponer los embarazos, más bien
recurren a medios artificiales, como los anticonceptivos o métodos de
esterilización, que en sí mismos comportan otros efectos, como el hecho de
muchos de ellos ser abortivos.
Con esto no quiere decirse que para una pareja
no sea válido moralmente hablando tener una planificación de los hijos a tener.
Sin embargo las diversas situaciones y circunstancias ya sean personales,
profesionales, económicas, etc. no deben ser un impedimento para abrirse al don
de la vida.
Muchos piensan
que no vivir así es una locura, una irresponsabilidad, porque “¿Quién quiere
traer niños a sufrir al mundo?”, “¡Qué problemático llenarse de hijos!”, “¡Qué
dificultad el mantenimiento económico!”, “¡no hay suficiente tiempo para
dedicarse a ellos!”.
Para quién lo mira así, con criterios falaces y muchas
veces egoístas, es más difícil. Pero quien se abre a una perspectiva más
trascendental, desde una lógica espiritual, desde el amor, desde la confianza
en Dios es más fácil. Dios no quiere un mal, Él no es “quien te manda los
hijos para ver como tú de defiendes”. Él quiere lo mejor para cada uno,
para la familia, pero nos invita a colaborar generosamente con este Plan de
amor.
Termino con
frase de Pablo VI al respecto “El gravísimo deber de transmitir la vida
humana ha sido siempre para los esposos, colaboradores libres y responsables de
Dios Creador, fuente de grandes alegrías aunque algunas veces acompañadas de no
pocas dificultades y angustias” (Humanae Vitae)
Dinámica
Para profundizar más acerca de este tema te
recomiendo leer de la Encíclica
Humanae Vitae, de Pablo VI
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http://catholic-link.com/2013/06/08/%c2%bfpor-que-tener-mas-hijos-mejor-que-te-lo-digan-ellos-no/#sthash.wIBRr3hQ.dpuf
¿Por qué tener más hijos? (el don de vivir en una familia numerosa)
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Es importante entender el contexto en
el cual surge este proyecto. En la sociedad española el número de hijos
de cada familia se ha visto reducido considerablemente en las últimas
décadas y ya se empiezan a notar algunas manifestaciones importantes. De
las que más les preocupan a muchos son el envejecimiento de la población,
la disminución de una población laboralmente más activa, lo que afecta
considerablemente la economía. Además de estas expresiones, son aún más
preocupantes las que atentan directamente contra el núcleo de la
familia, que es fundamento para cualquier sociedad.
Elementos apostólicos
Me parece pertinente reflexionar acerca
de algunos criterios e ideas que se presentan en la cultura actual y
sobre el hecho del número de hijos que cada familia desea y planea
tener. ¿Cuántos son suficientes? ¿Qué es lo mejor para mí, para nosotros? ¿Qué es lo que quiero/queremos? Son
preguntas que toda pareja se formula. Evidenciamos que muchas veces en
estas opciones intervienen criterios y argumentos que responden a lo que
muchos conocen como una mentalidad anticonceptiva.
Es decir, son más las razones y argumentos que se presentan para evitar
o posponer concebir un hijo que aquellas que llevan a una apertura al
don de la vida.
Quienes se aproximan así, no recurren
normalmente a los medios naturales para posponer los embarazos, más bien
recurren a medios artificiales, como los anticonceptivos o métodos de esterilización, que en sí mismos comportan otros efectos, como el hecho de muchos de ellos ser abortivos.
Con esto no quiere decirse que para una
pareja no sea válido moralmente hablando tener una planificación de los
hijos a tener. Sin embargo las diversas situaciones y circunstancias ya
sean personales, profesionales, económicas, etc. no deben ser un
impedimento para abrirse al don de la vida.
Termino con frase de Pablo VI al respecto
“El gravísimo deber de transmitir la vida humana ha sido siempre para
los esposos, colaboradores libres y responsables de Dios Creador, fuente
de grandes alegrías aunque algunas veces acompañadas de no pocas
dificultades y angustias” (Humanae Vitae)
Dinámica
Para profundizar más acerca de este tema te recomiendo leer de la Encíclica Humanae Vitae, de Pablo VI
Este tema es bastante amplio y complejo,
la idea no es agotarlo en este post. Vale la pena seguir reflexionando
sobre el bien que son los hijos para el matrimonio, la apertura a la
vida, la cultura de la vida y de la familia, para ello te invitamos a
leer otros post al respecto en Catholic Link.